Isobel Campbell lanzó este mes de febrero su primer disco en solitario en 14 años con There is No Other. La que fuera parte importante de Belle & Sebastian llevaba sin dar señales de vida desde que en 2010 lanzara junto a Mark Lanegan aquél Hawk, su tercera obra conjunta.
La suave, angelical y femenina voz de Isobel Campbell, siempre con esa mezcla peculiar de exuberancia con una cualidad nasal ligeramente arenosa. No es de extrañar que Campbell haya trabajado tanto con Lanegan,se rodeó para este disco de una galería de músicos compuesto por Jim McCulloch de Soup Dragons, Dave McGowan de Teenage Fanclub, Elijah Thomson (Padre John Misty, Everest) y la multi-instrumentista Nina Violet, cubriendo todo ese terreno ecléctico de canciones.
Su nuevo disco es un bálsamo musical endurecida por la batalla. Desde que dejó a Belle & Sebastian en 2002, Isobel Campbell ha grabado cinco álbumes de estudio, más otras tres colaboraciones con Mark Lanegan. Su primer lanzamiento en más de una década, en parte debido a que involuntariamente se enredó en la burocracia de la industria musical.
Después de llegar inicialmente a la fama a la tierna edad de 19 años, Campbell ha dejado atrás su pasado y ya no está encadenada a la marca B&S de pop de cámara. Ahora que reside en Los Angeles, y compañía empalman pop, folk, bossa nova, psicodelia y country soul que intenta abordar las grandes preguntas. Una cantante endurecida por la batalla que ofrece un bálsamo musical para el corazón y el alma.
La vimos en una fugaz aparición en Damage And Joy (2017) de The Jesus & Mary Chain haciendo coros en dos de sus temas, pero en solitario no sacaba disco desde Milkwhite Sheets (2006) aquella obra de marcado tono acústico y formada por temas tradicionales y por composiciones propias de la escocesa. Discazo.
