Adiós a Kenny Rogers, adiós al The Gambler

Kenny Rogers, cantante, compositor, dueño de una cadena de restaurantes, sus famosos «Kenny Rogers Roasters«, actor y productor discográfico fue mejor conocido por éxitos musicales como «The Gambler» e «Islands in the Stream», este último a dúo que cantó con Dolly Parton, falleció anoche a los 81 años de edad. Su legado de 24 números uno, como “The Gambler,” “Lady,” “Islands In The Stream,” “Lucille,” “She Believes In Me”, “Through the Years” o «Ruby, Don’t Take Your Love to Town», 3 premios Grammy y más de 120 millones de discos vendidos. «Todo jugador sabe que el secreto para sobrevivir es saber qué tira y saber qué guardar. Porque en cada mano puedes ganar o en cada mano puedes perder. Y lo mejor que puedes esperar es morir», cantaba en ese temazo llamado «The Gambler». 

«The Gambler», toda una alegoría al juego de cartas para hacer una reflexión de la vida en la que tienes que saber cuándo exponerte y arriesgar y cuándo retirarse a tiempo, de qué desprenderse y de qué conservar, y una vez que has hecho tu apuesta ir hasta el final para cumplir tu sueño.

Para aquel niño de Houston, Kenny tuvo una carrera increíble. Siempre escuché que a Willie Nelson se le ofreció «The Gambler» primero, pero sabiendo que iba a ser un éxito, no quería tener que cantarlo todas las noches para el resto de su vida. Shel Silverstein instó a Bobby Bare y Johnny Cash también para cantarla, pero ninguna de las versiones despegó. Un tipo llamado Don Schlitz escribió la canción a los 23 años e hizo aquella tremenda fortuna.

«Island in the Stream» (Dolly Parton) y «We’ve Got Tonight» (Sheena Easton) se recuerdan como verdaderos himnos románticos. Su «aplastante» e impresionante lista de 24 temas que alcanzaron el número uno, siempre fue considerado uno de los intérpretes más populares «crossover» de la música country, durante más de cinco décadas.

Las canciones más intemporales generalmente tratan sobre algún aspecto de la condición humana. Canciones sobre amor, pérdida, placer, dolor e incluso los estragos de la guerra son temas favoritos de las canciones que escuchamos en la radio todos los días. Otra canción fue «Ruby, Don’t Take Your Love to Town». Una canción sobre un veterano de guerra discapacitado. Una narración de la vida real sobre un soldado que regresó a casa de la Segunda Guerra Mundial en 1947 al condado de Palm Beach, Florida. El soldado trajo con él a una mujer inglesa a la que llamó «Ruby», su novia, una de las enfermeras que ayudó a darle vida.

Si bien nunca fui un gran aficionado de Kenny, su voz era única e inmediatamente identificable, no todos tienen que escribir canciones como Dylan o cantar como Waylon Jennings o George Jones. The Gambler jugó anoche su última carta en ese tren con destino a ninguna parte. Descanse en paz.

The Glamber:

«En una cálida tarde de verano,
en un tren con destino a ninguna parte
me reuní con el jugador.
Los dos estábamos muy cansados para dormir.
así que nos turnamos para mirar
por la ventana a la oscuridad.
El aburrimiento nos alcanzó
y él comenzó a hablar.

Dijo: «Hijo, me he hecho una vida
leyendo las caras de la gente,
conociendo qué cartas son
por la manera en que ellos mantienen sus ojos.
Así que si no te importa que lo diga,
puedo ver que estás sin ases,
por un sorbo de tu whisky,
te daré un consejo.»

Así que le entregué mi botella
y se bebió el último trago.
Luego gorroneó un cigarrillo
y me pidió fuego.
Y la noche adquirió un silencio mortal,
y su cara perdió toda expresión.
Él dijo, «Si vas a jugar el juego, muchacho,

tienes que aprender a jugarlo bien.

Tienes que saber cuándo mantenerlas,
saber cuándo abandonar,
saber cuándo irse,
saber cuándo correr.
Nunca cuentes tu dinero
cuando estés sentado en la mesa.
ya habrá tiempo suficiente para contar
cuando el reparto esté hecho.

Cada jugador sabe
que el secreto para sobrevivir
es saber qué tirar
y saber qué conservar.
Porque en cada mano hay un ganador
y en cada mano hay un perdedor
y lo mejor que se puede esperar es morir
en su sueño. «

Y cuando terminó de hablar,
se volvió hacia la ventana,
apagó el cigarrillo,
se perdió en el sueño.
Y en algún lugar en la oscuridad,
el jugador salió sin ganar ni perder.
y en sus últimas palabras,
encontré un as que me podía guardar.

Tienes que saber cuándo mantenerlas,
saber cuándo abandonar,
saber cuándo irse,
saber cuándo correr.
Nunca cuentes tu dinero
cuando estés sentado en la mesa.
ya habrá tiempo suficiente para contar
cuando el reparto esté hecho.

Tienes que saber cuándo mantenerlas (cuándo mantenerlas),
saber cuándo abandonar(cuándo abandonar),
saber cuándo irse,
saber cuándo correr.
Nunca cuentes tu dinero
cuando estés sentado en la mesa.
ya habrá tiempo suficiente para contar
cuando el reparto esté hecho.

Tienes que saber cuándo mantenerlas,
saber cuándo abandonar,
saber cuándo irse,
saber cuándo correr.
Nunca cuentes tu dinero
cuando estés sentado en la mesa.
ya habrá tiempo suficiente para contar
cuando el reparto esté hecho».

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