Caitlin Cannon debuta con «The TrashCannon Album». Un disco conceptual sobre los momentos más escabrosos de la cantante. Componente de Artillery and Cannondolls, barman o peluquera, salió de una depresión con este primer disco en solitario en el que cuenta sus asuntos más arenosos, su basura interior, incluyendo como apresaron a su hermano, su lucha contra el alcoholismo o su primer beso. El álbum está lleno de referencias a las malas formas en que las mujeres son tratadas por los hombres.
Caitlin Cannon ofrece en este buen y entretenido disco, un agradable viaje por el mundo de la música countrypolitan. La voz de Cannon es dulce, atrevida y lo suficientemente grande como para llenarlo todo. Ella muestra que no solo es una buena cantante y compositora, sino también, buena narradora. Si bien sus letras son reflexivas e ingeniosas, sus melodías también son perfectas.
Ella rebota fácilmente de un estilo a otro. Rock a lo Jerry Lee Lewis, rockabilly o country, en general, es bastante experta en elaborar melodías que pueden hacer que la gente se mueva, ya sea en un viejo piso de madera en un bar o en su sala de estar.
En «The TrashCannon Album», Cannon arroja luz sobre verdades duras: la basura que tendemos a mantener fuera del mundo y de otros. La productora Megan Burtt la retó a escribir una canción por semana en 2018, lo que resultó en un lote de canciones que confrontan la deshonestidad en las relaciones, los efectos divisivos de la estructura de clase, la injusticia económica y las situaciones familiares difíciles. Caitlin Cannon se sumergió profundamente en lo que dice, pero también está buscando ese lado positivo.
