Se cumple cada 30 de junio el aniversario del lanzamiento de esta obra maestra: «Car Wheels on a Gravel Road» de Lucinda Williams. 5º álbum de la norteamericana, publicado en 1998 y producido por Steve Earle, el E Street Roy Bittan, Ray Kennedy y la propia Lucinda Williams. ¡Disco que definirá su carrera y de la música americana moderna!
Ganó el Grammy al mejor álbum folk contemporáneo en 1999 y también le valió a Williams una nominación al Grammy a la Mejor Interpretación Vocal de Rock Femenino.
Desde su debut en 1979, Lucinda habia lanzado solo cuatro álbumes de originales en 18 años, cada uno para una compañía diferente. Su acento, enfatizado para camuflar o escapar de su propia sofisticación, el suspiro, su discurso de voz que le permite gemir, como lo permite la letra y el estado de ánimo del momento´,. prevalecen son el desafío, el arrepentimiento y lo que debe llamarse nostalgia. Son letras que perforan la piel, que dejan huella.
Su difunto padre, Miller Williams, era poeta y profesor universitario y la familia vivía en varias ciudades y estados del sur, México y Chile. La racha rebelde había echado raíces dentro de Williams desde una edad temprana y, entre otros delitos menores, fue expulsada de la escuela secundaria, según los informes, por negarse a defender el juramento a la Bandera en protesta contra la guerra en Vietnam. Inspirada en parte por una lista de 100 grandes libros para leer que le dio su padre activista de derechos civiles, Mary Flannery O’Connor le influyó más, cuya inclinación por los personajes sureños, itinerantes, moralmente defectuosos y poco convencionales a menudo se refleja en Williams en ese estilo de escritura.
Lucinda Williams había salido de casa a los 18 años decidida a abrirse camino en un mundo de la música que estaba en desacuerdo con todo lo que ella representaba. Su música idiosincrásica y sus paisajes pintados de negro la dejaron en un interior musical vacío en algún lugar entre el country y el rock and roll pero que no encaja en ninguno de los dos. Esto fue en un momento en que lo que conocemos hoy como Alt-Country o Americana no tuvo una amplia exposición y casi seguro que no para una cantante femenina. Aparte de las letras a menudo profundamente oscuras, la voz de Williams recuerda a la de Dylan. Es maravillosamente defectuoso, ella no tiene un rango enorme, aunque tiene mucho poder para recurrir cuando sea necesario.
Las 13 canciones del disco son los viajes emocionales que Williams logra retratar con una serie de canciones impresionantes. El mismo título del disco pinta hábilmente un retrato sombrío de un personaje que sufre a través de una vida extremadamente aburrida y repetitiva. Todo se hace a través de una destreza lírica que nunca menciona directamente esa sofocante situación doméstica mientras logra conjurar imágenes sombrías del sur profundo con palabras como «campos de algodón que se extienden millas y millas». El resto del álbum continúa montando una montaña rusa emocional con ‘Drunken Angel’ que es un elogio increíblemente hermoso para el músico country forajido de Texas Blaze Foley que murió sin sentido en un tiroteo en 1989. Obra maestra.