Noqueados y tristemente sorprendidos ante la noticia del fallecimiento de Justin Townes Earle con solamente 38 años. Ocho discos en solitario, un EP y su última maravilla «The Saint of Lost Causes«, publicado el año pasado. El disco estuvo entre los mejores trabajos para Dirty Rock Magazine en su lista anual.
Otro ángel caído que se marcha muy joven. Atrás quedan vistos sus grandísimos conciertos vividos con el hijo del iconoclasta del country-rock Steve Earle, quien le dio su segundo nombre en honor a su mentor, el brillante compositor Townes Van Zandt.
Cada vez que el esbelto cuerpo de Justin Townes Earle aparecía en un escenario, parecía diminuto, pero tan pronto, agarraba siempre su guitarra acústica el cantante, compositor y productor nacido en Nashville abría su boca, cualquier espacio vacío de cualquier sala era ocupado inmediatamente por el sedoso canturreo sureño de Earle.
Por su garganta siempre susurraba melodías de blues bulliciosas y suaves, a veces incluso sombrías, casi todas ellas como una canción de cuna. La perfecta yuxtaposición de oscuridad y luz. Nunca se estaba quieto encima de un escenario y de su incapacidad para permanecer quieto durante más de cinco minutos, este simple hecho sobre Earle estaba abiertamente claro, como la de siempre su animada entrega musical a su público, llamándoles «damas y caballeros» como se nos dirigía en múltiples ocasiones. Su manejo del tempo, su manera colocarse ante el público, y esos tics de grande. Su personalidad, su control de las seis cuerdas y su poderosa presencia vocal hicieron que Earle siempre se le viera como en casa a pesar de su tamaño intimidante.
Justin Townes Earle tuvo la osadía en mita de su carrera musical de producir nada más y nada menos que a Wanda Jackson en “Unfinished Business” en 2012. Justin lo hizo sin la parafernalia de su compatriota Jack White un año antes con “The Party Ain’t Over” en el regreso de la gran dama con voz canalla. Lo hizo de manera elegante y por la puerta grande de la “Roots Music”, precisamente del lugar que ella provenía, música Country, Blues, Rockabilly y posteriormente Gospel.
Atrás quedaron también sus fuertes disputas en 2013 con su dicográfica de toda la vida, Bloodshot Records,discusiones por twitter incluídas. En toda su obra exhibió sentimientos de abandono, desesperanza, adaptación y recuperación a través de las letras de sus canciones. Considerado desde sus inicios como uno de los grandes nombres de la Americana Music y del Folk Country Rock & Western, grandes letras, y magnífico vocalista ha dejado su sello en dos grandísimas obras como son su debut en “Yuma” (2007), “The Good Life” (2008) y «Harlem River Blues» (2010) una pequeña obra maestra de canciones memorables que sirven de bálsamo.
Earle enfocaba su mirada hacia una América diferente: los marginados y oprimidos, los oprimidos y los opresores, los esperanzados y los desesperados. Individuos y comunidades en todos los rincones del país, que luchan por las circunstancias cotidianas, y en ocasiones extraordinarias, de la vida cotidiana. Justin Townes Earle cuenta estas historias estadounidenses a detalle y sin juicio. Mientras letras en otras canciones citan eventos históricos, otras presentan narraciones ficticias que no son menos desgarradoras o reales.
Durante toda su vida luchó con la adicción con numerosos períodos de rehabilitación; Largos tramos de itinerancia y delincuencia juvenil general; un joven que una vez dijo que tenía “la suerte de haber salido vivo”. Estaba hasta el pasado domingo enfocado como padre casado y con una niña.
Hasta siempre Justin Townes Earle, por ese puñado de grandes discos on algunas de las maravillas más tristes del folklore norteamericano como en ese tu último trabajo. Canciones hermosas que merecen ser más escuchadas y convertirse en clásicos indiscutibles, canciones asombrosas llenas de historias y desdichas y a veces humor.
Gracias por tus emocionantes conciertos y sinceridad desarmante en la voz de corazón rebelde. Se va otro príncipe y ángel caído, un héroe secreto. DEP Justin Townes Earle.
Fotos conciertos por Carlos Pérez Báez.
