Pasan los días, semanas, estaciones y años, y el poder y capacidad que sigue teniendo la música de impactarme y sorprenderme me sigue fascinando. No me acuerdo como llegué a Jess Williamson, pero sí que en cuanto sonó “I see the White”,la canción que abre el desbordantemente sensacional Cosmic Wink (2018), me di cuenta de que estaba delante de una artista especial.
Tejana de origen, en su adolescencia transitó por diferentes tipos de manifestaciones artísticas como la fotografía y radio hasta sentir que la música era el mejor vehículo para expresarse transmitir su mensaje.
Después de grabar sus dos primeros álbumes, apreciables intentos de austeridad folkie de la buscar su propia personalidad y sonido, su traslado a Los Angeles en 2016 transforma lírica y música, expandiendo horizontes de manera exponencial. Williamson logra en Cosmic Wink y Sorceress traspasar al papel sensaciones y emociones, escribiendo unas letras tan personales como conmovedoras, místicas y espirituales, envueltas en una música cada vez más rica y elaborada. Este último trabajo se gesta en L.A., se graba en los Gary’s Electric Studio de Brooklyn y la mezcla final se realiza en los Dandy Sounds de Dripping Springs, en su Texas natal, un buen ejemplo de la polivalencia y claridad de ideas de Jess.
“Smoke” comienza deliberadamente suave, en plan folk, y a medida que se incorpora la banda la canción cambia de forma radical. La cinematográfica “As The Birds Are” la enlaza tanto con Angel Olsen como con Weyes Blood o precursoras como Kate Bush: exuberancia pop rebosando steels , masticando cada palabra y cantando con redimida intensidad. Se acerca a los 80’s como reverso femenino de Ryan Adams en la introspectiva y trascendental “Wind On Tin” (inspirada en el entierro de un cercano amigo) y declama “Sorceress” de forma desnuda, como si estuviera en el porche de su casa.
Se acerca de forma deliciosa a los Fleetwood Mac de Tango in the Night en “Infinite Scroll”, en “Love’s Not Hard To Find” se acentúa el alto grado de instrumentación, y en “How Ya Lonesome” evoca momentos y paisajes, a la manera 60’s con toques Country.”Rosaries At The Border”, con grandes armonías vocales, la conecta tanto con Fairport Convention como con Karen Dalton, mientras que “Ponies In Town”se inicia como una tranquila canción Country de su adorada Dolly Parton (con la quien comparte las voz de soprano) para evolucionar a continuación en una tonada mucho más vigorosa al incorporar flautas y sonidos de la naturaleza.
“Harm None” es una balada Soul donde encontramos los típicos metales y Hammonds, pero al añadir unos espaciosos coros y pedal steel Williamson crea su propia mezcla de género. Para acabar, en “Gulf Of Mexico” recorre el camino ya peregrinado anteriormente por mujeres como Cat Power, aunando tradición y modernidad.
Un disco sinuoso y excitante, en que el asombro y conmoción causados por Cosmic Wink han sido sustituidos por un aura de reflexiva madurez y misticismo, manteniendo la fascinación producida por una artista rebosante de clarividente empatía. Y es que como dijo Cortázar, la música es ese melancólico alimento para los que vivimos de amor.
