Sábado 19 de septiembre. Sábado negro. Rotos tras conocer la noticia. El fallecimiento de un grande, Dave Kusworth que se marchaba a los 60 años. No quiso levantarse esa mañana uno de los últimos náufragos del rocanrol más Keef que Keith Richards. Se fue todo un superviviente, el de Birmingham seguía viviendo el rock como se vivía antes.
Con sus sombreros y bufandas personificó ese sueño junto con otro alma gemela deslumbrante Nikki Sudden .Respaldándolo con un inmenso don para escribir canciones melódicas, con ese descarado rock and roll sembrado de guitarras a principios de los ochenta o, finalmente siguiendo su propio rastro con grandes discos en solitario. Aún lo recuerdo hace unos cuantos años en la fecunda Birmingham viéndolo encima del escenario junto a un bandón norteamericano The Sweet Things ofreciendo un concierto realmente memorable.
Dave Kusworth, Jacobites, The Dogs D’Amour y los Stones cambiaron mi vida a mediados de los años ochenta. Como primos hermanos de los Stones, eran destartalados, potentes, llenos de actitud y elegantes. Cortaban todas las formas por aquel entonces y parecían todos auténticas estrellas. Me hicieron siempre querer estar en una banda.
Ellos revolucionaron Inglaterra y medio mundo a mediadiados de los años 80 con su Rock and Roll demoledor de cantina, cuando este genero estaba realmente apagado y anestesiado con tanto Pop insulso y descafeinado, falto de Rock sucio, actitud, y letras realmente tórridas.
Los Jacobites llevaban el corazón en la manga, inspirándose en el rock & roll más elegantemente desperdiciado de los setenta que iban desde los Stones hasta Neil Young y Big Star, pero creando un sonido expansivo, libre y gloriosamente desencadenado de la emulación servil del pasado. La trágica muerte de Nikki Sudden, 8 años después de la de su hermano Epic Soundtracks en los Jacobites pareció cimentar su reputación como un genio poco reconocido, mientras que Kusworth continuó lanzando silenciosamente un trabajo excelente, sin ningún tipo de éxito comercial. Fue en estos últimos años que Kusworth finalmente comenzó a recibir el reconocimiento que merecía su destreza como compositor, aunque esa evidencia estuvo ahí todo el tiempo.
Las últimas veces que vimos a Kusworth en nuestro país siempre eligió a gente que respiraba el mismo aire que él, y no como algunos mitos que nos han visitado por su mala elección de su banda. Dave Kusworth rompía con todos los moldes establecidos, con toda esa apariencia ruinosa en cuanto a vestimenta, sacados todos de libros de Oscar Wilde o Charles Dickens, fueron precursores en es mezcla de Glam, Rock Stoniano, Johnny Thunders, Faces y Punk, fabricando canciones realmente realistas, abrasadoras y sucias, apoyándose en asuntos como las drogas, la muerte, los perdedores, los borrachos o el dolor.
Kusworth comenzó a finales de los 70 con TV Eye con solamente 16 años. También son muchos los músicos que han estado a su lado. A este rapsoda del Rock´N´Roll le debemos grandes momentos junto a bandas como The Hawks, , The Tenderhooks, Dogs D’Amour, junto al ya desaparecido Nikki Sudden en los Jacobites, sus discos en solitario, o incluyendo el CD que en 2012 le unió a los cántabros Los Tupper, “Throwing Rocks In Heaven”, otro el año pasado “Cinderella’s shoes” o como el sello español You Are the Cosmos reeditó dos de sus LP’s y un tercero justo en estos días.
El de Birmingham, un hombre que siempre ha bordeado la periferia del estrellato real, prefiriendo enfocarse en pulir las gemas encontradas en la tierra, Dave Kusworth ha sobrevivido tres décadas y media de decadencia, un trovador que también ha sobrevivido a algunos de los que corrían con él.
En sus dos últimas visitas a nuestro país el año pasado Javi Casamor y Juan J. Vicedo relataron que: «Su añorado compañero de fatigas, con el que nos dejó varias obras del rock más romántico y elegante que se haya escrito jamás, estaría orgulloso de ver a Mr. Kusworth defendiendo su legado».
«He visto a los ángeles avergonzarse, ríos que son arena, he escuchado latigazos eléctricos que en mi cabeza suenan como un éxtasis de guitarras acústicas, esta noche he visto a Nikki Sudden pasear por un cielo infinito y a Johnny Thunders desplomarse como un pájaro de alas abiertas, y mientras eso sucedía Dave Kusworth se aferraba a sus canciones como el superviviente de un naufragio abraza su tabla, corsario llenando las bodegas de su mente de tesoros que solo él conoce y que cada vez que te asomas a su mundo frágil son, fugazmente, también tuyos. Hoy he visto la aguja en el brazo que mueve el torrente de realidad que estalla en cada nota, hoy he visto en la oscuridad la luz de las pesadillas y el regreso del amanecer».
Dave Kusworth y Los Tupper volvieron a unir fuerzas en el disco, “Cinderella’s shoes” publicado el año pasado mes tras aquel “Throwing rocks in heaven” publicado en 2012. Los cántabros ofrecieron los mismos ingredientes que en su anterior trabajo colaborativo con el forajido Kusworth, con sus zapatos de Cenicienta hechos a su medida y repletos de cuentos románticos, leyendas de hadas y voudeville bastardo.
El único consuelo que tenemos es su magnífico legado de la música que nos deja para que lo disfrutemos durante muchos años. Sube el volumen, y deja que canciones nada románticas de los discos «Robespierre’s Velvet Basement» o“In the Dynamite Jet Saloon” te vuelvan a conectar con lo que es la vida. Dos clásicos olvidados de mediados de los 80. Mucho verso Bukowski. Se nos fue uno de esos saqueadores que quedaban de aquella época, junto a Hanoi Rocks, The Dogs D’Amour y The Quireboys esos que reflejaron fielmente este estilo musical filibustero. DEP Dave Kusworth.
Dave Kusworth dijo una vez: “Nikki Sudden creía en el rock ‘n’ roll, y qué duro es hacerlo ahora, en este frío nuevo milenio”.
«A shame for the angels, It’s a shame…»
Dedicado a Belén Mena.