Al comienzo de la película “I walk the line” en los títulos de créditos de “Yo vigilo el camino”( La traducción española de muchos títulos daría para un libro), suena una canción, que se repetirá a lo largo del metraje y que es además la que da título al filme. Es una balada de Johnny Cash.
Además se da el hecho que la letra de la canción concuerda de forma explícita con el contenido del film. Por lo que para los no angloparlantes se agradecen los subtítulos de la misma.
I walk the line es mantenerte entre opciones contrastadas.
Ser diplomático y socialmente aceptado. Caminando en el autocontrol por un límite aprobado por la ley o la moral.
Un hombre sin escapatoria, la titulan los italianos. El film te aturde en una lección de cine con mayúsculas, y creo que se anticipa técnicamente a mucho cine posterior. Lo primero que vemos son caras de ancianos, la vida de un pueblo con personas mirando hacia ninguna parte. Parados, sin ilusiones en una metáfora del fracaso del sueño americano. Después un maduro Gregory Peck y una presa. Y tras ello una joven y su hermano llenos de vida.
Se pueden contar tantas, tantas cosas con tan poco.
Tan solo sugiriendo y sin hacerlo de forma explícita su director Frankernheimer te mete en una atmósfera y un mundo muy peculiar. Un mundo gris y en el mundo interior de su protagonista, el pulcro sheriff. El juez de la ley y su desorden interior. ¿Dónde está la verdad y donde la mentira? ¿Hasta Cuándo?
La superficie y la clandestinidad. La falta de moralidad. La mujer del sheriff prefiere las apariencias a la realidad, todo te conduce inevitablemente hacia…………tenéis que verla o volver a hacerlo.
Pueblos escondidos, hipócritas ambientes familiares, desencanto, chismorreo, la densidad del ambiente es tan rica que te atrapa. La luz, la juventud y la belleza de Alma que destacan cual Lolita.
El director sabe retratar como nadie esa América profunda. Y siempre suena Johnny Cash una y otra vez.
La canción del “Rey del country” conduce a la perfección la estructura lineal de esta turbia, seductora y convincente historia. Es fantástico que la Banda Sonora sea uno de los protagonistas en esta cinta que nos muestra a los pobres rednecks que malvivían destilando ilegalmente whisky a la sombra de los montes Apalaches. Una visión nítida. Con su poética agresión a lo establecido. Su personal visión de las cosas. Todo rezuma a desencanto.
El hombre de negro te resitúa durante toda la película con ese ritmo evocador de western, su voz grave y característica que te llega a inundar.
Tras ello, caigo en Walk the Line (En la Cuerda Floja 2005) que es también el titulo de esa exitosa y galardonada película basada en la biografía escrita por el propio Johnny y que protagonizaron Joaquín Phoenix (hoy encumbrado por su Joker) y una inconmensurable Reese Witherspoon (Si ves la película doblada como yo hice en el cine, quizás no entiendas porque se llevo el Oscar, el Bafta, el globo de oro, el premio del sindicato de actores y muchos más, pero si las ves en versión original lo entenderás). Hacer la prueba por favor, sé que es un dardo envenenado hacia los actores de doblaje pero hay casos como este donde la realidad se torna sangrante.
Recuerdo el rebote que se llevo Willem Dafoe al escucharse a sí mismo en un extracto doblado que le pusieron en una entrevista, se sintió violado.
Claro que estando yo una vez en Polonia, puse la televisión y un mismo narrador doblaba a todos los personajes sin mostrar emociones o ningún tipo de alteración. Siempre todo puede ser peor.
Volviendo a la canción de su primer álbum “With his hot and blue” en 1957 que llego al Nº1 del Country chart.
La guitarra marcando el “Freight Train” (un ritmo de tren de carga), el juego de bajos, y esa imperturbable y característica voz grave con ese zumbido gutural. Una maravilla que diría el director de Dirty Rock.
La letra me evoca diferentes lecturas parece que es una confesión de sentimientos interiores de un romántico empedernido como Cash.
Because you’re mine, I walk the line
Quien no cae rendido a los pies de la carta a su amada June Carter en 1994.
“Nos hacemos viejos y nos acostumbramos el uno al otro. Pensamos parecido. Leemos la mente del otro. Sabemos qué quiere el otro sin preguntar. Algunas veces nos irritamos un poco. A lo mejor a veces tomamos al otro por sentado. Pero de vez en cuando, como hoy, medito sobre eso y me doy cuenta lo afortunado que soy de compartir mi vida con la mujer más increíble que he conocido. Me sigues fascinando e inspirando. Tu influencia en mí es para mejorar. Eres el objeto de mi deseo, la única razón terrenal para mi existencia. Te amo muchísimo.
Feliz Cumpleaños, Princesa.” John
Cuenta la leyenda que cuando le preguntaron a Depeche Mode si daban permiso para que Johnny Cash incluyera en su disco una versión de “Personal Jesus” estos respondieron que alguien del calibre de John no necesitaba pedir permiso. Su arte fue capaz de mejorar lo bueno.
