Estás esperando en el semáforo y cuando se pone rojo se detiene un coche y una descarga de rock sale por la ventanilla medio bajada. No cruzas. Por una sola vez no es regguetón ni trap lo que llega a tus oídos. Quieres escucharlo más. No son los Ramones porque cantan en español: «la luna se estampó contra el retrovisor» es lo primero que oyes, y piensas que ese es un comienzo que hace tiempo que nadie escribe para una canción. Sonríes al tipo que va dentro mientras mueves la cabeza, él te hace un gesto de complicidad, la luz cambia al verde y sale zumbando. Todavía alcanzas a escuchar un estribillo a dos voces que te pone en movimiento hacia ninguna parte: «Apagaremos todas las luces de la ciudad / y haremos el amor». No lo sabes, pero es «Luna Roja», que abre lo último de Los Radiadores.
El disco, de transparente vinilo violeta, se llama «Bailes de verano» y en realidad es como si fuera un EP con una buena ración de extras. La cara A son las canciones nuevas, y el lado B dos remezclas de viejas canciones y tres versiones en vivo. Unas y otras son para bailar, pero supongo que con la falsa historia del hombre del semáforo ya he dejado claro que no es un baile para hipsters, esto es punk-rock de la vieja escuela, y el pogo ha llegado a tu casa. Raúl Tamarit, «El Joven», Sergio Domingo y Vicente «Metralla», cuarteto valenciano que celebra con este disco diez años de supervivencia, saben lo que hacen y lo hacen de lujo, con invitados que ponen un punto de salvaje exquisitez. Ahí está Pat Escoin, a la que le da igual ciento que mil, en los coros de «Luna Roja», y el veterano José Manuel Casañ, de Seguridad Social, referente de la escena valenciana desde hace décadas, es la voz principal en «El gran premio final», un reggae sucio y potente.
Edición limitada de 300 copias, ese tipo de ediciones que años después lamentas no haber comprado.