Que sentida es la partida de nuestros grande ídolos, de nuestros faros de juventud y madurez. Pero cuando un auténtico secundario de lujo como Amadeu Casas nos deja, el dolor se vuelve igual o más intenso. Su muerte a los 66 años nos deja huérfanos de uno de los grandes divulgadores del Blues en nuestro país, un luchador muchas veces a contracorriente que siempre comunicó a través de las seis cuerdas el amor ilimitado que sentía por el Blues y por la música en general.
Como tantos de nosotros/as se inició en el género escuchando a los grandes del Blues blanco británico, de Mayall a los Mac de Peter Green o Cream, para poco a poco ir investigando y descubrir a los padres fundadores, del profundo Sur pasando por Mississippi y Chicago.
A finales de los 80’s comienza su andadura discográfica, con la Harmònica Zúmel Blues Band, para posteriormente involucrarse en varios de los proyectos más humildes y nobles que alumbró este país: Blues Reunion, Blues Messengers, Slide Company o Tandoori LeNoir, grandes muestras del respeto y amor que sentía Amadeu por el género.
También colaboró en multitud de discos de otros artistas , aportando su guitarra (y el toque de super clase con el dobro) a discos de gente como Roger Mas o Quico Pi de la Serra, y grabó un total de seis discos bajo su nombre: Blues a go-go, Estrictament Personal, Strollin’ Band, Blue Machine, Matèria Orgànica y Lo Gaiter de la Muga.
En los últimos años abrió el espectro musical y se acercó a la canción de autor, sin olvidar nunca su pasión por el Blues.
Tuve la suerte de verlo en directo bastantes veces, y siempre me pareció un músico tan sobrio como honesto, que huyendo de innecesarios alardes te transmitía su cariño por la música, y que sin duda puso su granito de arena para los que comenzábamos a ir a conciertos y escuchar vinilos tuviéramos claro que esta sería nuestra gran pasión.
Fare Thee Well Amadeu…
Fotos por Ana Hortelano.