El Sueño de Copérnico

En tiempos de incertidumbre la receta es soñar. Chus González lo sabe, nunca se debe renunciar a los sueños. Por difícil que sea levantarse y pensar que todo va bien, por mucho que la realidad se nos imponga. “Goals and Illusions”, el tercer disco de Copernicus Dreams, la banda que lidera, es una obra radiante porque mira al futuro sin ponerse la venda en los ojos del presente, sin dejar de añorar los días que se fueron y no volverán. Son diez canciones cargadas de emoción y de luz, pero eso no es una novedad en ellos, una banda que publicó su primer álbum, de significativo título: “Sunrise”, cuando uno de sus fundadores, el bajista Luis Ruiz, acababa de fallecer. Una banda que en su segundo disco, el magnífico “The Honeymoon”, incluyó dos canciones nupciales, algo que quizá solo Bowie se había atrevido a hacer. Una banda que no le pierde la cara al destino y no abandona la ilusión. Es suficiente escuchar las primeras notas de la canción que abre el disco y le da nombre para confirmar que estamos ante un disco vitalista, en la línea de los dos anteriores. Musicalmente nada parece haber cambiado, a pesar de que la banda ha experimentado algunos cambios: nuevo guitarrista (Carlos Moreno), nuevo baterista (José Ochoa). Pero Chus González (voz y guitarras) y Pablo Gil Prada (teclados) guardan el sonido de la formación original, madurado en barrica. Maki Soto, bajista y segunda voz, es parte de esa madurez, y hay que escuchar el sutil relieve de sus coros en cada uno de los momentos en que aparecen, su voz redonda en “Matter of Time”.

Este es un disco que revela un propósito, una voluntad de seguir adelante. ¿Dónde han ido a parar los viejos buenos tiempos? La pregunta se repite en la canción “Old Days”, y la música se antoja el recurso definitivo cuando la nostalgia acecha y el futuro perseguido nunca está cerca. ¿Tenemos que pagar por tocar?, dicen en “This Old Guitar”. Quienes hacen música al margen del circuito indie amamantado con biberones y subvenciones lo tienen difícil. Y duele escucharlo aunque lo sepamos de sobra. La resistencia tiene un límite, pero el sueño de Copérnico está vigente con ellos, bajo las estrellas, noche tras noche, como cantan en “Tonight The Stars”. Ese sueño ha hecho posible encuentros irrepetibles, como el que gestó Joserra Rodrigo en Frías en 2016, homenaje a The Band y a The Last Waltz. A él le dedican “Rocking The Rock”, canción en la que aparece por primera vez al piano Jesús Ortiz de Zárate (Nacha Pop). En “Heartless Trouble” se suma de nuevo, junto a la violinista Clara Junguitu, para que Copernicus Dreams nos regalen una joya de optimismo en días oscuros, un aviso para no hundirnos en la zozobra. “Goals and Illusions” es un disco hermoso, construido con melodías en las que las guitarras destellan y los teclados trenzan hilos de ensoñaciones. El diseño de portada, del cántabro Maichak Tamanaco, es un paso más hacia la estratosfera.

 

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