Juana Everett eligió el camino incómodo y emprendió su sueño hacia la tierra prometida. Los Angeles fue su destino. Su nueva oportunidad tras vagabundear entre tempestades durante un tiempo, siguió hacia adelante dejando atrás a los típicos opinólogos de café que creen que se la saben todas, los soberbios, «river of lies», los que envidian, no porque «te envidian» sino porque quieren que no tengas más eso que les da rabia e impotencia.
Entre toda aquella mezcla de humanidades, surgió algo hermoso: «Move On» que ve la luz este 22 de enero, el primer larga duración de Juana Everett. Lo importante es mirar y mirarme con ojos compasivos, y seguir poniéndole pasión y garra con cada salida y cada puesta de sol. Para ello se rodeó de un importante plantel de músicos como Bart Davenport, Aaron M. Olson, Andres Renteria, Josh Nelson, Randy Everett, Talley Sherwood y Harriet Tam. Zach Bell y Rommy González, con el diseño del disco y la ayuda de su hermana Laura Fernández.
La cantante y compositora madrileña sigue los contornos delgados de su guitarra eléctrica con historias de desamor y preguntas inquisitivas dentro de sus nueve temas en «Move On». Su ambición agudiza la composición en canciones como la que abre o cierra el disco: «Drifeter of Love» y «Little Tradegies».
La ausencia de autocompasión , los rompecorazones, enamorarse de idiotas, golpear la botella con la esperanza de que no le devuelva el golpe, Everett se posiciona no como una superviviente sino como una luchadora. Espera tiempos difíciles y ningún descanso, ni siquiera de ella misma.
Ella tira en un sentido y el alegre arreglo va en otro, ¡fantástica! Juana Everett habita en personajes libres del afecto en el que, por ejemplo, Lucinda Williams se apoya en busca de su verdad. Si «Move On» te golpea en cada verso, Everett te pregunta: «Tell me what you feel», ¿te abrirías?» «Will make my heart heal» Son preguntas mordaces, no porque no sepa la respuesta, sino porque lo sabe demasiado bien y prefiere el interrogatorio a las admisiones. Mravilloso y fenomenal disco de Juana Everett con «Move On».
