Willie Dunn compartió la verdad a través de canciones y el cine. Una de sus canciones más conocidas «I Pity the Country», es una declaración incomparable sobre la codicia y el odio creados por la humanidad, grabada en 1971 y que, lamentablemente, todavía se necesita en estos tiempos. Willie fue el primero en contar la devastadora historia de Chanie Wenjack y el sistema escolar residencial canadiense.
Willie Dunn no solo fue un líder pionero en su tiempo, sino que estuvo muy por delante de la mayoría, simplemente no tuvo el impulso y el gran respaldo de los principales sellos discográficos. El pionero artista indígena Willie Dunn recibe un nuevo lanzamiento póstumo y recopilatorio llamado «Creation Never Sleeps, Creation Never Dies: The Willie Dunn Anthology».
Teniendo en cuenta la enorme influencia cultural del poeta, cantautor, músico, cineasta, artista, dramaturgo, activista y político William “Willie” Dunn (1941-2013), el pionero nacido en Montreal puede describirse con precisión como una leyenda. En los albores de la década de 1960, Dunn se volvió activo en la escena de la música folclórica norteamericana, lo que le brindó la oportunidad de practicar más su oficio y establecer contactos con sus compañeros en lugares de moda como la cafetería Fifth Dimension de Montreal y más tarde, el seminal Caffè Lena en Saratoga. Springs, Nueva York, cuyo escenario fue agraciado por gente como Pete Seeger y un joven Bob Dylan.
Para muchos fue en Canadá el otro Leonard Cohen, otro héroe musical undergrond. La única diferencia entr ambos fue que Willie se negó a jugar en aquel mercado. En talento, él es Cohen, Dylan y Cash en uno y, junto con Buffy Sainte-Marie, Floyd Red Crow Westerman y A. Paul Ortega, aportaron un nuevo conjunto de perspectivas y realidades a la tradición de la música folclórica. Willie habló directamente a su gente y a la Madre Tierra, como diría Neil Young a través de sus creaciones, no solo desde la experiencia, sino examinando sus raíces y conectándose con el mundo en el que vivía.