Dicen que el Rock anda en horas bajas, ya no venden las guitarras; las nuevas generaciones prefieren otros sonidos y personajes como C. Tangana o Rosalia son las que copan las escasas reseñas musicales de la prensa generalista…y hasta por decaer, parece que en estos nuevos tiempos el invento ese de los «triunfitos» ha tocado fondo y la voraz industria musical ya no les puede exprimir nada más.
Pero siguen existiendo bandas que arropadas por un publico fiel mantienen con cierta intensidad encendida una pequeña llama y, eso visto como anda el tema, ya es mucho. Uno de ellos son los madrileños Mamá Ladilla, una veterana formación que en formato trio se mueve por los porcelanosos sonidos del punk-rock. Desde el 1994 han editado «Arzobispofobia» (1996), «Naces, creces, te jodes y mueres» (1998), «Requesound» (1999), «Power de mí» (2001), «Analfabada» (2002), «Autorretrete» (2005), «Jamón Beibe» (2010), «Bilis» (Ep, 2014), «Coprofonía» (2015), «Un bis y a la cama» (2017), «Quién pudriera» (2018), «Regreso a la subnormalidad» (2020) y el reciente «Exhuma y sigue» (2021) que andan presentando por los diferentes escenarios que en estos momentos complicados están disponibles en una gira que responde al nombre de «ReanimaTour» y a los que se suma «Directamente a la basura», la primera demo del grupo, grabado en directo, editado a finales del 1994 y reeditado 10 años después, en 2004 .
La formación actual de la banda junto a Juan Abarca, guitarra y voz; la integran, Sergio González al bajo y Abel del Fresno a la batería. De Juan Abarca se dice que puede considerarse por ser el autor de «algunas de las canciones más ingeniosas, serpenteantes y logradas de la historia del rock español».
Los madrileños se definen a sí mismos, «no como gurús, sino como juglares», y ya se sabe que eso de ser juglar en este País no es muy rentable, pero pueden presumir como indica Juan Soto Ivars en un reciente artículo en El Confidencial «en la liga de 2ª B que ha sido nuestro circuito musical roquero, ellos han conseguido el prodigio de mantenerse con vida enchufados a una máquina. Siguen girando y sacando discos, y llevan a gala tener la piel tersa y llenar salas de unas trescientas personas de aforo sin rebajarse a hacer letras que pueda entender una cabra o un paramecio con reuma»
Y esto último lo hemos comprobado aquí, y además, demostrando que la #culturasegura, y que el público es mucho más responsable que en otros diferentes estamentos….y si la #musicaenvivo, es necesaria, tanto para los que están encima de los escenarios y los que dependen de ello, como para el publico que lo contempla, aunque solo sea por salud mental de la que, empezamos e a estar algo escasos.
Proclama Juan Abarca: «Zombies del mundo: sois nuestra razón de ser. Hace veinte años yo era un zombie que me metía en los pogos a dar patadas; luego organicé un grupo que los provoca. Somos todos uno. Somos lo mismo. Me encanta veros bailando como posesos», en esta ocasión toco bailar sentados en las sillas pero volverán tiempos mejores.