Los Estanques estéticamente parecen unos extras de cualquier película de José Antonio de la Loma, que se acaban de escapar del set de rodaje de Yo, «el Vaquilla» (1985), Perros callejeros (1977), o Los últimos golpes de «el Torete» (1980), por ejemplo, y que para rematar la jornada laboral optan entre dan un palo a una gasolinera o subirse a un escenario a tocar algún tema….unos temas que se mueven entre el rock progresivo, el pop, la psicodelia, un poco de jazzy para acabar en lo que ellos llaman el el rock «farlopero y calimochero». Con origen cántabro pero afincados en Madrid, si esa Isla, no de las Tentaciones, sino de la LIBERTAD, y origen de todo lo que somos como País y Comunidad, con el permiso de ex y de los taberneros, su discografía se refleja en cuatro trabajos: «Contiene Percal»(2017), «Los Estanques II»(2017), «Los Estanques»(2019) y el más reciente pero no por ello de título más innovador y atrevido, «Los Estanques IV»(2020).
De este último Fernando Neira en su «Un disco al día» cuenta: «No, no hay que tenerle miedo a IV, un disco donde nunca se sabe bien por dónde nos van a salir, pero en el que siempre acabamos disfrutando de una gozosa sensación de luminosidad. Bregel compone como aquel José María Guzmán en estado de gracia en los tiempos de El país de la luz (1978); y hasta puede que se sienta más cercano aún a Solera, con los olvidados hermanos Martín de por medio, que a los Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán del mítico Señora azul (1974).
Integremos en la coctelera a los Módulos, Los Ángeles, todo el legado de Gonzalo García Pelayo al frente del sello Gong. Y hasta al rock con metales de Chicago, que viene a la mente escuchando el tema inaugural, No hay vuelta atrás. Todo publicado muchos años antes de que estos chavales hubieran nacido. Y sumemos como guinda de pastel ese absoluto delirio orientalizante que es Soy español, pero tengo un kebab, dos minutos tan disparatados y estrafalarios que ya por sí solos merecerían un monumento. Bendita locura lacustre».….y ante estas palabras poco más se puede añadir.
Pop psicodélico con influencias de grupos como Soft Machine, Gong, Caravan o Génesis, desde Cantabria pero facturado en la tierra de la libertad de la mano de Iñigo Bregel, voz, teclado y guitarra, después de su anterior proyecto Crayo Láser; a los que se suman en la actualidad Germán Herrero a la guitarra, Daniel Pozo al bajo y Andrea Conti detrás de la batería.