Son las 12: 00 de la mañana y a escasos metros de la plaza de San Miguel, las luces de neón que iluminan el número 5 de la calle Covadonga de Gijón están apagadas. El Savoy Club dormita plácidamente a estas horas. Casi pasa desapercibido para el transeúnte cuya atención oscila entre mirar al cielo en busca de lluvia y el olor a salitre, que aunque menos perceptible durante el día, recorre las avenidas y llega inexorable desde la playa de San Lorenzo. Un día cualquiera en esta ciudad cosmopolita y abierta al mundo, llena de contradicciones como cualquier otra pero inquieta, creativa y cuya banda sonora pasa obligatoriamente por el Savoy.
El club que regenta Javier Egocheaga desde hace más de tres décadas, más allá de contribuir ostensiblemente a la oferta de ocio en una ciudad como esta, se ha erigido como una de las salas de música en vivo de referencia en todo el país. Un negocio que ha sabido conjugar de manera coherente gastronomía y música en directo con el sello y el carácter de la persona que lo ideó hace ya treinta y dos años.
Atisbo desde el umbral la enorme barra de bar que lo limita a la izquierda y su hilera de mesas a la derecha que llegan a coincidir con el escenario que se corona al fondo. A media luz, el Savoy tiene aspecto de túnel del tiempo, casi irreal como un decorado de pelicula, lleno de detalles evocadores para cualquier megalómano. Desde sus paredes me observan Louis Jordan, Roy Milton, Chuck Berry y Sinatra, jalonadas de viejos carteles del Apollo o del Cotton Club de Nueva York junto a fotografías de Ray Charles, Otis Reding o Cab Calloway. Miles de recuerdos, pequeños tributos que rememoran prácticamente todos los capítulos con los que se han escrito la historia de la música norteamericana.
Puntual y perfectamente acicalado a la moda de los años cincuenta, Javi Savoy me recibe con una sonrisa amable, una sonrisa de medio lado bajo la sombra de su sombrero Stetson. Parece llegado de otro tiempo, tal vez su mirada tenga algo de Marlon Brando o puede que precisamente su sombrero le confiera cierto aire de héroe de western, lo cierto es que resulta inconfundible entre la gente, como una estrella del Hollywood de otra época, no puedo evitar recordar la sonrisa socarrona de Clark Gable mientras me tiende la mano.
«Yo no tenía ni idea de cómo montar un bar pero si tenía claro los bares que me gustaban»
Hemos conseguido colarnos entre el trasiego de repartidores, llamadas telefónicas urgentes y tareas pendientes que componen el día a día de un negocio como este. Mientras, Billy Hollyday nos observa curiosa junto a la fotografía de Elvis y me recuerdan precisamente que estamos aquí para hablar de música, de Rock and Roll, Blues, Country, Swing, Folk, Jazz junto a todos los sonidos que han venido sonando en el Savoy a lo largo de todo este tiempo.
-¿Por qué abrir un bar de Rock and roll hace treinta y dos años?
Bueno, la verdad es que fue un golpe de fortuna lo que me puso un poco de dinero en la mano y dejé de ser peluquero que era mi profesión después de llevar casi diez años. Fue cuando se me cruzó la oportunidad de empezar ahí. No tenía ni idea de montar un bar, pero sí tenía claro los bares que a mí me gustaban así que pensé que mal se tendría que dar. La ilusión era esa, montar un bar como el que te gustaría visitar.
¿Cuál crees que es la fórmula para perdurar todo este tiempo en un negocio, donde habéis conjugado restauración y cultura?
Después de tantos años digamos que para ir con los tiempos vi que había que dar un paso hacía el día, entonces surgió la necesidad de montar cocina ya que originalmente era un negocio enfocado a la noche, un sitio donde tomarse unos tragos y pasar el rato escuchando música y no entraba ese concepto de hostelería más profesional y completa que implica tener un restaurante con mesas y demás.
Por regla general, la mayor parte de los negocios que ofertan música en directo acaban sucumbiendo a la vorágine de los tiempos, a la furia especulativa ¿Cómo ves la situación actual tras la pandemia y la necesidad de afluencia de público?
Realmente lo veo complicado porque un restaurante funciona con reserva de mesa y de hora pero un bar digamos que estás abierto esperando que la gente se acuerde de ti. Con estas restricciones por la pandemia que se van planteando, pues dudo mucho… No sé cuándo nos darán libre acceso de aforo. Con tanta norma va y norma viene, hay mucha incertidumbre.
Javi Savoy es un tipo tranquilo, buen conversador, sin la vehemencia que se les suele conferir a esos que llevan años viviendo de noche. Mientras apuramos el primer cigarro, me ofrece una cerveza y él se sirve un vaso de agua. Hablamos sobre subvenciones a la cultura y de la necesidad de proteger a los artistas y de equiparar la profesión de músico a cualquier otra, con los mismos derechos y las mismas obligaciones, Como se suele decir, “sin músicos, no hay música” y si algo tiene el Savoy es precisamente eso, la música.
Un disco fundamental de rock and roll
Necesito tres por lo menos. Por ejemplo “ Motorvatin´” el recopilatorio de Chuck Berry con el Chevy en la portada que tenía ahí como veinticuatro cortes, sin desperdicio, demenciales. De atrás adelante eso es como la biblia.
Luego, no sé, el primer disco de Little Richard “Here´s Little Richard” me parece indispensable, sin eso, ¿Qué es lo que iba a haber? !Los hay buenos pero joder, supera eso!
Y bueno, más por su trascendencia que su por su calidad intrínseca, me quedaría con “The Sun Sessions” de Elvis porque eso fue la llave en la cabeza de medio mundo. Luego evidentemente en los 60´s en los 70´s en los 80´s, en nuestros días, Hay discos estupendos pero si hablamos de R&R , hay que ir a los 50´s la hegemonía del single y el jukebox hasta la aparición de la Tv que cuela esa música en los hogares y lo convierte en algo universal.
-Un disco fundamental de country
Hombre pues yo creo que no hay nadie tan importante como Hank Williams , solo hay que ver como revisan y revisan su repertorio. Sin él difícilmente se hubiera entendido el country. Me gusta el country pero no es de lo que más escucho la verdad, me gustan las pinceladas pero álbumes que pueda escuchas así de atrás adelante habría algún disco de Johnny Cash pero creo que me quedo con Hank Williams y con eso resumo todo.
«Cuando Allan Freed ideó el término Rock and Roll, en realidad ya estaba todo inventado»
Aunque el local permanece aún a media luz, poco a poco empieza a desperezarse antes de su apertura de medio día. Sin perder el hilo de la conversación, Javi Savoy saluda al personal del local que empieza la jornada. Pese a su evidente predilección por el Rock and Roll no da la sensación de creer demasiado en las etiquetas musicales y afirma;
Los artistas coetáneos o que aparecen después de Elvis , no son concretamente de nada porque el propio Little Richard hace Gospel, hace Soul, hace Rythm and Blues. Jerry Lee Lewis también, es un artista de Rock and Roll que toca Country o incluso Pop. Cuando Allan Freed ideo el término Rock and Roll, en realidad ya estaba todo inventado, venía de mucho atrás. Las canciones estaban ya hechas por así decirlo y bastó darles otro enfoque y dar a eso otro nombre. Las etiquetas siempre funcionaron como estrategias para vender discos.
Mucho antes que con los Beatles y un cambio de aspecto que fue en buena parte responsable de su éxito, la gran operación de Marketin la hace “El coronel” con Elvis cuando le dice; “Espera, necesito quitarte la etiqueta esta de peligroso, rebelde rockero y hacerte parecer un chico bueno».
Entonces, en esa linea que comentas, habría que ir para atrás para dilucidar de dónde viene todo, se me viene a la cabeza la palabra “Blues”
Hay artistas que nunca me canso de escuchar y que siempre están ahí como Louis Jordan o como Big Joe Turner pero del ámbito digamos del Blues más que con un disco creo que el sello Chess de Chicago y la conjunción de artistas como Muddy Waters, Little Walter, Willie Dixon o Howling Wolf es imprescindible para entender lo que vino después
Me interesa mucho la figura de John H. Hammond , descubridor y promotor de Bessie Smith, Count Basey, Billy Hollyday y Big Joe Turner entre otros muchos. Hay un documental magnífico que entronca con toda la música Norteamérica a través de su vida.
-De tu faceta como cantante y tu paso por bandas como Lucas y los Patosos o últimamente con Paramétricos me gustaría que me propusieras una canción
Me lo pones difícil, lo que hacíamos con Paramétricos es tomar canciones y cambiarlas de género. Coger un bolero y hacerlo como si fuera Ska, darles la vuelta y arreglarlas de forma diferente. Me encanta la música norteamericana pero a la hora de buscar canciones favoritas, cosas así que me lleguen al corazón creo que hay varios géneros que se salen. Hablamos del Tango, del Bolero de la música mejicana y del periodo entre los cuarenta y los cincuenta de la música cubana, Benny Moré, Bola de Nieve. Podría ser “Obsesión de Benny Moré pero también canciones de Pedro Infante.
-Una pelicula
Para mí primero fue el cine y después vino la música, una cosa llevó a la otra. Me apasiona el Western desde siempre y una pelicula que me marcó desde pequeño fue “Raíces profundas”
Tres músicos fundamentales para ti
Louis Armstrong, Elvis Presley, no puedo negarlo, con sus luces y sus sombras. Otro artista rotundo sería Sam Cooke por su talento, por sus canciones y por ser capaz de ser su propio jefe.
Hay quién dice que todo lo que había que contar musicalmente ya se contó desde los años treinta a los sesenta
Yo diría entre el 35 y el 65, el resto creo que ha sido todo cocina.
Se pierde la capacidad de sorpresa cuando llevas viendo conciertos desde hace treinta y dos años?
Es difícil mantener la capacidad de sorpresa pero siempre hay gente que te sorprende, además tratándose de música en directo, un mismo músico puede tener una actuación floja una noche y no decirte mucho y sorprenderte la siguiente noche dando lo mejor.
Un concierto inolvidable en el Savoy
Con tantos conciertos, no podría decirte solamente uno pero si me preguntas a mí personalmente a título particular qué concierto me resultó inolvidable, me quedo con The Blasters en su gira de reunión de 2003.
A quién te gustaría traer al Savoy
Pues me encantaría traer a Antonio Bartrina y que se cantase unos tangos o a los hermanos Alvin de The Blasters en formato acústico.
Una canción de despedida
“If I can Dream» de Elvis, sin duda.