Nuestro amigo Garrett T. Capps ya nos puso en alerta en 2019 con el disco debut de Vincent Neil Emerson «Fried Chicken & Evil Women«. Dos años después el mismísimo Rodney Crowell se lo llevó al estudio para producirle se segundo trabajo, homónimo del tejano. Uno de los discos de este 2021.
El nuevo disco de Vincent, en esencia, sus diez temas son una emocionante continuación de la cruda y reveladora tradición trovadoresca tejana. Sin llegar a los 30 años, nos entrega maravillosa y contundente música sombría pero apasionante, pero una que Emerson hace con facilidad. Es evidente para este cantautor de Fort Worth que sus canciones son tanto una catarsis personal como una tarjeta de presentación. Fuera del escenario, ha superado las dificultades de toda una vida en sus 29 años como el suicidio de su padre, el alcoholismo, la muerte de su hermano pequeño en un incendio en la casa, el abandono de la escuela secundaria a los diecisiete años, la falta de vivienda y el asesinato de un mejor amigo. en una discusión sobre las drogas.
Dada su historia de fondo y su linaje Lone Star, no sorprende que el viaje artístico de Emerson comenzara con su descubrimiento del difunto Townes Van Zandt. Dentro del catálogo de Van Zandt, Emerson encontró una luz guía y un modelo sobre la mejor manera de ubicar la poesía en el dolor.
Junto a Crowell grabó el disco en los estudios Sound Emporium de Nashville, junto a otros cuatro músicos de sesión, repleto de dulces líneas de violín , armónicay dobro detrás de sus letras pueden sentirse envueltas en alambre de púas. Su voz clara y resonante, alineada con el peso de su experiencia, es tan probable que te rompa el corazón como que te haga sonreír.
Emerson aunque cante aquello de «aprender a ahogarse» o «pasé toda mi vida preguntándome por qué estoy deprimido», gran parte de Vincent Neil Emerson se siente envuelto en la oscuridad de sus pruebas y tribulaciones, pero este fascinante disco presagia un artista como la copa de un pino. Uno de los discos del año.