El 4 de noviembre de 1970 «The Man Who Sold The World», se publicó el tercer álbum de David Bowie. El disco marcó el comienzo de la colaboración de Bowie con el guitarrista Mick Ronson.
El Duque blanco con ese hombre que vendió el mundo fue sin duda el mejor de su carrera en ese momento, y el primer atisbo de una línea de flotación que subió y subió hasta mediados de los 80.
Su escucha densa y poco acogedora, su estado de ánimo y temas son uniformemente oscuros, y la paleta sónica es abrasiva e intransigente. Entonces, ¿por qué lo hace tan atractivo y cautivador? Su sonido es único. La estética general del álbum habita el extraño lugar donde se encuentran el heavy metal embrionario, el extremo más folk del espectro del blues, lo que en la actualidad llamamos rock clásico.
Ciertamente hay influencias de blues eléctrico de Sabbath, los licks de rhythm & blues de Led Zeppelin y Tony Visconti haciendo de productor y ofreciendo una impresionante interpretación al bajo, momento desde el cual su carrera comenzó a florecer. Existen discos igual de buenos que «The Man Who Sold The World» (1970) de David Bowie, pero no mejores…
Escucha «The Man Who Sold The World» (1970) de David Bowie:
NO MUSIC. NO LIFE. PLAY IT LOUD, MUTHA! FUCK YOUR SPEAKERS. MAKE ART NOT FRIENDS. MUSIC IS MEDICINE
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