El pasado lunes 7 de febrero en la sala del Espacio Ibercaja Delicias, llena a rebosar por un público joven y entusiasta, José González nos presentó su última publicación «Local Valley», una serie de trece canciones construidas a fuego lento, similares a sus otros álbumes en cadencia, melodía y ritmo, que te transportan a esos espacios siderales, lugares cósmicos llenos de luz y oscuridad, misteriosos y atrayentes, que te hacen cuestionarte quienes somos y adonde vamos, las eternas preguntas de la humanidad, «cosmovisiones subyacentes en nuestras preguntas existenciales como simios inteligentes, en una búsqueda para comprendernos a nosotros mismos y nuestro lugar en el cosmos.”
«Al globo terráqueo, nuestro jardín del Edén. Es nuestro pequeño lugar. Un valle que compartimos, pero en el que vivimos peleándonos en lugar de trabajar juntos.»
La portada ha sido diseñada por su compañera Hannele Fernström, ilustradora y diseñadora.
Por primera vez usa el castellano además del sueco e inglés, de su herencia argentina. Este músico indie folk con influencias de Silvio Rodríguez, Nick Drake, América Latina y ritmos africanos y caribeños, ha construido su musicalidad en torno a una especial manera de entender la vida.
«Imaginando los mundos que podrían ser, dando forma a un mosaico de destinos, para todos los seres sintientes». “Muchas canciones tienen una agenda humanista secular y clara como el cristal: anti-dogma, pro-razón”.
El disco fue grabado en el Studio Koltrast Hakefjorden, instalado en la casa familiar de verano rodeados de bosques y fiordos, recubiertas sus paredes de planchas de madera y con el sonido de las guitarras acústicas creando atmósferas y resonancias de madera. En la grabación se cuela el piar de los pájaros, como en «Honey honey», o el roce de un gozne…
Al terminar salimos canturreando la canción que cerró el concierto, «Tjomme» con los ritmos de bongos y congas pulsando en nuestras venas. «Tjomme, tjommeeee…»