Hurray For The Riff Raff publican Life On Earth, su primer disco en cinco años. Como sabemos, este es un proyecto unipersonal de Alynda Segarra. Después de unos años donde la vimos militando en todo tipo de causas sociales, ya había ganas de nuevo disco. El anterior The Navigator hizo de Hurray For The Riff Raff una de las bandas fundamentales del nuevo milenio y se necesitaba ya una continuación. Producido por Brad Cook, uno de los productores de moda, el disco no defrauda lo más mínimo. El trabajo está grabado prácticamente por ellos dos. Alynda pone guitarras, sintetizadores y batería. Brad guitarras, sintetizadores, teclados y bajo. La excepción, la final Kin, una grabación de unas campanillas colgadas en un roble, en un parque de la ciudad de Nueva Orleans donde salía a pasear durante la pandemia. Se publica en Nonesuch Records.
Escucha Life on Earth aquí:
Segarra se autodenomina en las entrevistas nature punk. Realmente, el nuevo disco es un compendio de influencias, expandiendo el universo de su anterior trabajo. Hablamos de ecos del Lou Reed callejero, toques de The Clash e influencias del sonido de su ciudad adoptiva. Pero también, según reconoce Alynda, toques del pope de la new age Beverly Glenn-Copeland o del archiconocido Bad Bunny, del cual hizo un cover en pandemia.
Hurray For The Riff Raff continúa su evolución desde el Americana de sus inicios hacia el rock moderno. Crecer en un pequeño piso del Bronx le hizo comenzar tocando guitarras acústicas, por necesidad. Ahora, propuso al productor desterrarlas definitivamente, aunque al final suenan bastantes. Al final, el disco es un muestrario de los distintos sonidos del cancionero estadounidense, desde el sonido New Orleans hasta el rap. Por suerte, nunca parece un ejercicio de estilo, ya que la personalidad vocal de Alynda lo domina todo y en todo momento.
Curiosamente a lo que esperábamos, el disco es toda una celebración de la vida en la Tierra. Incluso las catástrofes son hermosas. Una celebración de la supervivencia, partiendo de la resiliencia de la naturaleza frente a la barbarie humana. Para ello, Alynda adopta la ‘alegría radical’ como remedio a la implacable negatividad de la vida que podemos ver en las noticias. Una filosofía que parte de su pasión por la activista feminista negra Adrienne Maree Brown.
Se nota una alegría sincera al escuchar a Segarra tratando de dejar atrás el pasado y abrazar el presente, mientras intenta encontrar la belleza en un mundo complicado. Todo está lleno de canciones con estribillos cortos, que pueden ser gritados como consignas de lucha. Ya nada más empezar el disco, pone las cartas sobre la mesa, “Vete de aquí, querida/ Los lobos han llegado a tu puerta”, canta en Wolves. La pandemia ha llegado y todo el mundo es peligroso. Alynda sugiere que la huida continua puede ser la única respuesta. Quedarse encerrado en casa tampoco funciona, el planeta necesita vivirse, cada minuto se va y no vuelve.
Rhododendron, una pieza muy Lou Reed coescrita con Jim James (The Morning Jacket), es todo un himno en el que que conecta las plantas venenosas con el subidón de la violencia. Deja claro que no hay que dar la espalda a la naturaleza. Todo acaba con una frase de renacimiento: “Todo lo que tengo se ha ido / Y no sé lo que me hará falta para continuar”. Pierced Arrows, una canción de desamor y Jupiter’s Dance, una tonada pop sobre niños inmigrantes, son dos acercamientos más claros a sonidos contemporáneos, al estilo Saint Vincent.
Segarra parece encontrar en Life On Earth lo más parecido a un himno. «La vida en la Tierra es larga / Puede que no te encuentre allí». El tema que da título al disco es una balada sencilla escrita como «un salmo para todos los seres terrenales». Sobre el zumbido del órgano, el piano y los instrumentos de viento de New Orleans, evoca la inmensidad de este planeta y su gente. La letra celebra tanto la belleza de la naturaleza como los peligros que encierra (inundaciones, terremotos…). La vida es sufrimiento, pero también esperanza. Por un momento, fantasearon con la idea de grabarla con músicos de todo el mundo. Tal vez, algún día, se haga realidad el proyecto.
El apasionado rock Pointed At The Sun llega al final con Segarra gritando: “¡me crucifico a mí misma!”. En él, presenta la búsqueda de la superación de fantasmas personales. Otro de los temas más destacados es Precious Cargo. Cuenta la historia de un hombre que fue detenido en un control de inmigración, a quien Segarra conoció a través de su trabajo voluntario en la organización Freedom for Immigrants. Cuando concluye la canción, el inmigrante toma la palabra a través de una grabación de su voz: “Los inmigrantes están sufriendo. Esta canción es mi vida”. Es el Palante del nuevo disco. El estilo conversacional, muy dylaniano, junto con un simple ritmo de fondo; funciona de maravilla: para sonar realmente punk no hace falta gritar.
Otro momento de denuncia es el estridente final con Saga. Alynda se inspiró en el caso que enfrentó a la doctora Christine Blasey Ford contra Brett Kavanaugh. El seguimiento del juicio por abusos, que acabó sin sentencia de culpabilidad, impactó a Segarra. Reflexiona con esos puntos de inflexión que te da la vida, luchando contra gigantes que compran la verdad y no pueden ser derrotados. Su estribillo final es claro: «¡Nadie me creyó!»
“Nunca quise entrar en ese mundo activista que te convierte en una especia de salvadora. En realidad, era más como ‘Necesito salvarme a mí misma’. Después de cuatro años de estar tan intensamente pegada a las noticias viendo desgracia tras desgracia para la humanidad, simplemente se sentía como ‘No es así como vamos a construir un nuevo mundo. Necesito encontrar alegría’”.
Musicalmente, Life On Earth es variado y lleno de riesgo y experimentación. Alynda Segarra en persona es así. Una chica de familia acomodada que huyó de casa a los 17 años para viajar por América como una auténtica trovadora. Estuvo en el lado salvaje pero sobrevivió. Ninguna persona, por sí sola, puede salvar el mundo, pero los artistas pueden ayudarnos a convivir en él. Life On Earth es una declaración de compasión, esperanza, humanidad, militancia, pasión y amor -por el ser humano y por la naturaleza-. Un disco importante de una de las pocas artistas realmente relevantes del nuevo milenio.
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