Sentir cómo retumbaban las paredes y cantar sus canciones por un concierto impecable con guitarras rasgando el alma y mil historias, la velada significó algo más grande, el poder sanador de la música, de volver a rencontrarse con amigos, volver a reír, bailar y cantar a grito herido.
Jesse Dayton comenzó su gira española este pasado miércoles 4 de mayo en el Café Berlín en Madrid, el apóstata del rockabilly convertido en agitador del country-rock, aceptando que nunca será aceptado en ninguno de esos dos campos, el guitarrista de Beaumont, Texas, sin embargo, ha forjado una carrera ricamente variada y sustancial, y lo ha hecho de la manera en que lo han hecho muchos de los grandes inconformistas musicales del Lone Star: luchando por la grandeza de ser él mismo.
El concierto de Jesse Dayton en Madrid giró en torno a una selección de canciones de sus álbumes más recientes y magníficas versiones para enmarcar de John Prine, Johnny Cash, Townes Van Zandt o Thin Lizzy, entre otras en una carrera que abarca casi 4 décadas. Dayton también fue un maestro de ceremonias, contando historias sobre Texas relacionadas con canciones y con su propia experiencia. Jesse Dayton es un hombre que ha pagado sus deudas. Ha sido un músico activo durante la mayor parte de su vida y no muestra signos de desaceleración.
Jesse Dayton y su arrollador trío subieron al escenario, asaltándolo con su himno para los trabajadores de Texas «Daddy Was a Bad Ass», una declaración de principios, dejando claro desde el primer acorde que la potencia de sus riffs iría in crescendo, sería la tónica de la noche, respaldado por su inseparable Christopher Lee Rhoades al bajo y Mikey Sorbello a la batería, su nuevo fichaje desde Londres para esta gira, a través de esa voz llena de energía y colores que, matizados con la base rítmica, llenaron toda la sala, bajo un público en llamas.
Dayton es un guitarrista formidable, igualmente hábil con sus que alcanzan la estratosfera. No hay duda de la influencia que tuvo George Jones, Waylon y Cash en Jesse Dayton. No solo son nativos de Texas, sino que la entrega y las canciones de desamor de Jones están incrustadas en el ADN de Dayton.
Aquel niño de clase trabajadora que tenía música gospel negra, Blues, Zydeco, country y western, honky tonk, rock ‘n’ roll y hillbilly en sangre, tocó la guitarra tanto para Waylon Jennings como para X entre otros muchos, construyó un vibrante carrera en solitario, diversificó su talento en teatro y cine, así como en la escritura de guiones y dirección. Combinación de talento, ambición, disciplina y la voluntad de ir más allá de su zona de confort.
Dayton y su banda llevaron a la multitud de regreso a un lugar de swing rockabilly de finales de los años 50, manteniéndose fiel a los viejos temas country y de galope de llorar en tu cerveza y ser un forajido, también aportó a la noche un toque relente a su música.
Jesse Dayton cantó canciones que hacían correr las botas sobre cómo el hogar es donde está el sombrero, huyendo de la ley y terminando en la morgue de cualquier condado tejano. Jesse es otro maravilloso maldito, siempre con ese rockabilly inspirado en el punk y blues sureño siempre está en el corazón de su música, como el soul de Texas que también es una parte importante del arsenal de Jesse Dayton y que lo cortó profundamente hasta los huesos cuando quiso invocarlo, reforzado por el tono metálico de una guitarra ametralladora y resonadora como hizo en su última canción del concierto con «Cowboy Song» de Thin Lizzy. «Roll me over and let me go runnin’ free with the buffalo». La vida del vaquero es la vida para Jesse. Fenomenal concierto como siempre de Jesse Dayton.
Texto por Carlos Pérez Báez y Javier Naranjo. Fotos Ana Hortelano y vídeos Ana Hortelano y Carlos Pérez Báez.
Si quieres leer la entrevista a Jesse Dayton para todos los lectores de Dirty Rock Magazine con motivo de esta gira, clica en este párrafo.
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