El alegre blues de la tercera edad de Miguel Ríos

Tras los conciertos de conmemoración del cuarenta aniversario de “Rock & Ríos”, uno de los directos puntales del rock de este país sino el más importante, Miguel Ríos retomó la gira junto a sus The Black Betty Trio para seguir presentando su último y recomendable “Un largo tiempo”. En esta ocasión fueron las paredes del Palau de la Música las que acogieron a este trotamundos incansable que ofreció toda una clase maestra sobre las tablas. No me equivoco si digo que es posiblemente el artista nacional que más formatos diferentes ha usado para defender su trabajo. Desde la banda de rock clásica hasta la orquesta sinfónica, pasando por una Big Band, a Miguel Ríos nunca le ha temblado el pulso para lanzarse a la carretera y compartir con el público la droga del escenario. 

Miguel Ríos Barcelona Palau de la Música

Miguel Ríos Barcelona Palau de la Música

El templo modernista rozó el lleno para disfrutar de esta nueva vuelta de tuerca del músico granadino. Dejando de lado la electricidad y la opulencia sinfónica, Miguel Ríos escogió el formato acústico, a medio camino entre aquellos Unplugged que llenaron la década de los 90 y el estilo storyteller para llevarnos de viaje por su amplia carrera. Arropado por su banda de acompañamiento The Black Betty Trio (aunque sean cuatro en el escenario) comenzó la travesía redimiéndose de su despedida en 2014. Para eso transformó aquella “Bye bye Rios” en “Hola Ríos, hello” donde nos canta los motivos de su vuelta. Todo un giro lírico que dió pistas sobre el sentido del humor con el que acompañaría sus intervenciones a lo largo del concierto. Perfectamente enlazada a su clásico “Bienvenidos”, con estribillo en catalán para disfrute del público, Miguel Ríos demuestra que está en un excelente estado de forma vocal.

Miguel-Rios Barcelona Palau de la Música

Miguel-Rios Barcelona Palau de la Música

Desgranó su reciente trabajo casi al completo a lo largo de la noche intercalando sus temas más clásicos. Y lo hizo sin prisas, presentando y poniendo en contexto cada una de las canciones, y agradeciendo a “sus mecenas” el apoyo incondicional de todos estos años esperando que algún día “consiga hacerlo bien”. Nos recordó con su biografía “Memphis-Granada” como comenzó su andadura y quienes fueron los responsables musicales de engancharse a esta droga que es la música. Nos llevó de vuelta a su infancia de la mano de “Maruzella” para llegar a esas primeras historias de amor del verano con las que se puede uno identificar en la letra de “Por San Juan”.

Miguel-Rios Barcelona Palau de la Música

Miguel-Rios Barcelona Palau de la Música

En un bloque dedicado a la vida de músico nos recordó que “Los viejos rockeros nunca mueren” antes de contarnos las “Memorias de la carretera”, en la que tanto José Nortes como Luis Prado demostraron su calidad a la guitarra y piano respectivamente. El relato del bluesman Robert Johnson le sirvió a Ríos como presentación para “Cruce de caminos”, toda una mirada sarcástica sobre las modernas formas de llegar al estrellato con las mediáticas formas que adopta la figura de Satanás. Las historias y canciones se iban hilvanando con un sentido casi más narrativo que músical hasta llegar a “Raquel es un burdel” con la que recordó cómo las luces de neón de las carreteras fueron el aprendizaje de muchos de los comportamientos machistas que aún están por cambiar y modificarse. 

Miguel-Rios Barcelona Palau de la Música

Miguel-Rios Barcelona Palau de la Música

El espíritu western se hizo con el alma de las dos siguientes canciones.  “Luna de Alabama” sirvió para recordar a Berltolt Brecht y Kurt Weill, y nos cantó la historia de Jesse James en “A contra ley” antes de ponerse reivindicativo con “En la frontera” y dedicarles a los profesionales de la sanidad “A todo pulmón” acompañado de violín y piano solamente.  Miguel Ríos tampoco se olvidó de sus amigos y, acompañado de un excelente trabajo de slide por Edu Ortega, nos ofreció una emotiva “Para que yo me llame Angel Gonzalez” en recuerdo al fallecido poeta. En otra de sus microhistorias, contó que “No estás sola” era la canción con la que hacía dormir a su hija cuando era pequeña, pero ahora lamentablemente encaja perfectamente contra la violencia de género.

Miguel-Rios Barcelona Palau de la Música

Miguel-Rios Barcelona Palau de la Música

El primer single de su último trabajo, “El Blues de la tercera edad”, lo dedicó a las mujeres de su generación antes de recordar a sus partners in crime de la gira “El gusto es nuestro” con un “Blues del autobús”. Haciendo broma sobre los problemas prostáticos por la edad, Miguel Ríos dejó el escenario para dar voz a sus músicos que interpretaron un par de temas propios. Manuel Clavijo alternó voces y violín para defender su “El volante” y Luis Prado nos regaló una divertida “Estoy gordo (o la perplejidad ante el declive) antes de que el cantante granadino volviera al escenario a rematar la faena.

Miguel-Rios Barcelona Palau de la Música

La inocente y casi distópica a día de hoy “Año 2000” comenzó el tramo final del concierto donde Miguel Ríos coló por sorpresa “Oración” de Luis García Montero. Un tema que dedicó a la paz y para la que se colgó una guitarra con la que acompañar el sutil colchón sonoro del tema. Con la crónica de estos dos últimos años reflejada en “La estirpe de Caín” y la contagiosa energía de “Rocanrol Bumerang” dieron por terminado el concierto. Aunque más allá de meterse en el camerino y esperar el tiempo de rigor para ofrecer los bises, los músicos se quedaron en el escenario para el último tramo. 

Miguel-Rios Barcelona Palau de la Música

Y es que aún faltaban algunos clásicos que el público no perdonaría que no tocase. El primero de ellos fue “El Río” al que el tratamiento acústico y el trabajo de violín y slide le sienta como un guante para dotarla de cierto aire renovado. La sorpresa de la noche vino de la mano del último guiño a “Un largo tiempo”, ya que la excelente revisión del tema de Stephen Sondheim “Que salgan los clowns” afortunadamente tuvo su sitio en el repertorio. Y para el final, dos pesos pesados de su discografía. “Santa Lucia”, que fue cantada a pulmón por todos, y el “Himno a la alegría”, casi en su totalidad en catalán, pusieron el punto y seguido al concierto. Porque mientras el granadino siga teniendo fuerzas y el gusanillo de seguir cantando, volverá para escribir otro renglón más en su historia musical en Barcelona.

Fotos Desi Estévez.



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