Andrew Bird publicó nuevo disco «Inside Problems» lanzado el pasado mes de junio en el que Bird reconoce todos los pensamientos complejos, las preguntas y las obsesiones nocturnas que se arremolinan en cada uno de nosotros. Un buen disco, que explota las capacidades musicales, más que probadas, de Andrew Bird, pero que se queda corto en sus intenciones.
Bird está constantemente ajustando su sonido y estilo, creando una amplia gama de canciones en varios lanzamientos y, aunque probablemente ya se haya mudado a nuevos pastos, Inside Problems es una colección cálida de pistas peculiares y pegadizas que capturan una sensación de indiferencia que tranquiliza a los oyentes durante estos tiempos inquietantes.
Los ritmos y géneros que lo componen se vuelven lugares seguros a los que se recurre constantemente, son, paradójicamente, los puntos más sobrios, aquellos que se revelan más arriesgados, en los cuales la intimidad que nos sugiere el cantautor se muestra con mayor claridad. Por lo pronto, la invitación que nos hace a explorar su mundo interno queda abierta. viaje interno, donde se pretende que con cada canción se adentre uno a la habitación, se sienta acogido y cuando más cómodo nos encontremos sea el momento más íntimo y vulnerable, punto de choque entre el autor y el escucha. Sus reflexiones son sardónicas y divertidas («Quiero decir, escucha / ¿Qué pasa si el mundo se sale de su eje / ¿Y si la luna comienza a menguar antes de crecer?»), perpleja y curiosa («¿Cómo diablos lo supiste / Cuándo ¿Todo lo que sabes es lo que no sabes?”), y escrito de esa manera prolija que muestra que a Bird todavía le encanta tratar de enredar su lengua en homófonos y frases fuera de lugar.
Después del existencialismo campechano y sin pretensiones de My Finest Work Yet (2019), Bird parece más cómodo cuestionando los hábitos del mundo. Los mejores momentos de Inside Problems son cuando Bird libra caminos inesperados. En el tema de apertura iluminado por la luna y soñador, «Underlands», suena lúcido e intoxicado por el cielo nocturno, como si estuviera vagando por la granja que lo rodea durante una noche de cielo despejado sin dormir, mientras que «Make A Picture» suena como un mensaje tranquilizador para sus hijos, ya que hace un intento de mirar hacia adentro.
El medio instrumental de siete minutos «Eight» tiene a Bird sacando a relucir sus familiares swells y swoops de violín y bucles de pizzicato, pero en lugar de deslumbrar, es deliberadamente frustrado, como si el compositor no pudiera rascarse una picazón musical. Líneas arduas como «Ya que mis días están contados / No estoy comprometido por el destino» tampoco ayudan a la primera mitad, a pesar de la jovial personificación de los números.
Como muchos de los últimos álbumes de Andrew Bird, Inside Problems necesita algo de tiempo para revelarse. Sus frustraciones y aferramientos sin párpados al mundo son parte del juego aquí, por lo que no se acomoda rápidamente en una caja en la primera escucha, se siente apropiado. Pero después de un tiempo, los resultados no se sienten tan gratificantes como los discos anteriores. Brindo por no más noches de insomnio y una mente despejada.
