“El posturear se va a acabar”

   Xulián Freire (nacido en Lugo y criado en Santiago, 1976) publica nuevo disco tras algún tiempo fuera del radar, al estilo de los bluesmen más puros. El título para esta entrega es Folkloor, juego de palabras que exalta la música popular frente al postureo industrial que contamina los tímpanos contemporáneos. Este arquitecto gallego reúne en el álbum un puñado de clásicos donde exhibe los extraordinarios matices de su voz y demuestra una maestría con la guitarra que quita el hipo, gracias al dominio de técnicas como la llamada fingerpicking, en busca de trasladar todo el protagonismo sonoro al ritmo y dejando a las armonías seguir esa estela.
 
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   Dirty Rock comienza la entrevista con una broma sobre el marcado tono gallego de su voz, apuntando el disparate de que probablemente Freire haya nacido en Jaén. El artista lanza unas risas, entra al trapo y afirma que sí, que efectivamente nació “al norte de Jaén”.
 
¿Hay una conexión especial entre Galicia y el blues? Tantos nombres relevantes, como Adrián Costa, Néstor Pardo, Coll, Víctor Aneiros o tú, indican que ese vínculo es potente.
 
   Sí, hombre. Si buscas blues en un diccionario inglés-español, si es antiguo, te pondrá morriña. Homesick blues, morriña. Es un pueblo muy llorón, así que el blues surge como algo natural. Llorar es muy gallego. Es lo del chiste: hay mil gallegos llorando juntos en un sitio y llega otro más y pregunta: ´¿Por qué lloráis?´. Y dicen: ´¡Es que estamos solos!´. Sí, llego al blues tirando de la madeja. En el instituto teníamos un grupo que se llamaba los Miscatones, nombre que proviene de Lovecraft. Hacíamos rock and roll, Led Zeppelin, Deep Purple, Hendrix, todo cañero. En ese tiempo había una banda que se llamaba la Red Blues Band, en Santiago, donde estaba Marcos Coll, estaba Adrián Costa… Yo acabé de batería de esa banda, allá por el 93, 94. Desde entonces no me hablan (risas)…
 
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¿El ambiente favorecía el surgimiento de bandas blueseras?
 
   Santiago de Compostela, en 1993, vivió una época con muchísimos conciertos. Era el primer Xacobeo que se celebraba institucionalmente. Se organizó el Concierto de los Mil Años. Decían las malas lenguas que el nombre se debía a edad que sumaban los que actuaron. Dylan, Jerry Lewis, Chuck Berry, Wilson Pickett, los Kinks… Y también había otros muchos conciertos durante todo el año. Fueron tres años con un mogollón de música. Ahí nació buena parte de la escena musical santiaguesa, que ya tuvo precedentes en los años sesenta. Tocábamos los domingos Marcos Coll, Adrián Costa y yo. Luego conocí a Elías Kazzamo, un batería de Maputo, Mozambique, bastante mayor que yo, ya nos ha dejado, y montamos afroCuncas (aclara Freire que cuncas es el vaso de cerámica típico de las tabernas gallegas para el vino ribeiro). Estuvimos como dúo con guitarra y batería algún tiempo y hasta metimos un pianista una temporada, José Luis Fuente.
 
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¿Cómo se agrava esa fiebre casi adolescente?
 
   La Red Blues Band estuvo en marcha unos tres o cuatro años. También estaban Palmiro (bajista), Sergio (bajo), Sonia (piano y coros). Éramos como las bandas de funky, que se hunden por su propio peso. Yo siempre fui mal negociante y éramos como siete u ocho. Tanta gente en el escenario no puede ser rentable. Tenemos un single, en la Sala Nasa, en Santiago, por el campus universitario. Empezamos a movernos a dúo. Marcos contactó con Ñaco Goñi. Teníamos discos de Ñaco y de Malcolm Scarpa. Vinimos alguna vez a Madrid. Luego Marcos se fue con Tonky y yo me quedé en Coruña, estudiando arquitectura. Y estuve con mi amigo Elías, de Mozambique, para afroCuncas, que tocaba de todo, y le iba el blues. De cuarteto cañero con versiones de Zeppelin a grupo de blues; de ahí a dúo de blues y luego a solo de blues… Cada vez más pequeño y a la vez se abría un territorio más grande, porque vas investigando las cosas más antiguas y en ese proceso se abre la cosa una barbaridad. Porque los músicos de antes de la Segunda Guerra Mundial tocaban de todo. Un Reverendo Gary Davis o un músico de esa época tocaban ragtime o blues o góspel o lo que les diera la gana. Pero luego se especializó mucho la música. Muddy Waters solo sabía tocar su rollo y esa variedad se perdió. Uno cree que en la historia de la música se deberían ir añadiendo cosas, pero no, pasa al revés. Van desapareciendo. Y cada vez queda más esquelética la expresión musical, más radiografía de lo que debe ser.
 
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¿Cuáles son tus grandes referencias?
 
   Ahora flipo con Joao Afonso o Los Hermanos Cubero. Entre los históricos, Led Zeppelin, Bob Dylan, Muddy Waters, Howlin´Wolf, Little Walter, Son House, Big Bill Broonzy… Y de la generación anterior, Charlie Patton, Tommy Johnson. Sobre Skip James, con Ñaco grabé Special Rider Blues, que es la única de toda la grabación que toca con afinación en sol. Es muy especial.
 
Un tío raro de cojones, Skip James.
 
   Como todos. Todos somos raros.
 
¿Y luego?
 
   Vine a Madrid, tuve la hija y antes de que cumpliera un año la madre me echó de casa. Y me tuve que buscar la vida. Es muy habitual. De hecho voy a fundar una iglesia. ¿Tú sabes que las asociaciones religiosas no pagan impuestos? Por no pronunciarnos religiosamente estamos palmando pasta. Entonces se me ha ocurrido la SIME, la Santa Iglesia de los Misóginos Encantadores. Estoy trabajando en ello. No estoy solo yo. Es la primera iglesia que cree en la música. Irá con un par de advertencias. Se admiten mujeres, pero habrá un detector de brujas al que habrá que someterse semanalmente…
 
¿Volviste a unirte con músicos africanos?
 
  ¿De dónde viene el blues? Pues algo habrá que saber de eso. A mí me dio una época por vestir con trajes senegaleses de esos que compras en Lavapiés. Sí, por en medio conocí a otros músicos senegaleses, e hicimos una movida con bajo y guitarra. Duró solo tres o cuatro bolos. Lo ritmos cuadraban todos, el shuffle, el funky, todos. Procuro centrarme en el ritmo. Entre ritmo y música sobra una palabra. Lo que define la música es el ritmo. Eso lo reconocen hasta los animales. Un perro, un gato diferencian ruido de música. Y muchos guardias civiles, no.
 
Tras el disco con Ñaco, en 2014 sacas Saint Valentine´s Blues.
 
   Conocí a Nono Mellado, de Granada, un tío de puta madre, que tiene la página Habitación 101 (https://habitacion101tv.bandcamp.com/), la de la novela 1984. Y de ahí viene ese disco. También estuve con Nono Mellado en Heavy Fuel Papa, que también toca la armónica.
 
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Y al año siguiente Heavy Fuel Papa
 
   El título viene de una composición propia. Hay versiones de Captain Beefheart, Howlin´Wolf, Leadbelly, Jackie Wilson, Otis Redding, Allen Toussaint o Mance Lipscomb. Hice un esfuerzo de promoción y descubro años después que nadie lo ha escuchado. Ah, pues lo hago otra vez. Con cinco bonus tracks, cosas grabadas con Julio el Lento. Hasta hay una de Bob Dylan, la única que no le da dinero. I´ll Keep it With Mine, un blues cuyos derechos cedió a Nico.
 
¿La portada es también tuya?
 
   Yo no vi a nadie más.
 
Y lo más reciente es Folkloor…
 
   Folkloor se graba en 2017 y lo sacamos ahora, en julio de 2022. Estamos Iván Harpillo, L.a.r. (batería de jazz, de Santiago de Compostela), Alfonso Espiño y Eva, que es mi mujer, haciendo coros. Es un disco de Marsha Producciones (explica que Marsha es el nombre de su hija y que la idea llegó cuando se cayeron las dos “eles” del amplificador Marshall). Son una docena de clásicos. Hay un blues de los Kinks, otro de Malcolm Scarpa, una jota grabada por Alan Lomax en Extremadura, hay Charlie Patton, Tommy Johnson (I Want Someone to Love Me)… A lo que voy es a que el blues es folklore también. Olvidar que el blues es folklore y venderla como una música comercial más es perderse. El blues es música que viene del pueblo. Tiene la tragedia, o la fortuna, de que es la música folclórica que se eligió para crear la música internacional, que es el pop o el rock o como lo quieras llamar. Todo eso está hecho con blues y nada más que blues. Es la madre de las músicas industriales, de lo que se quiso hacer para borrar el folclore de todas las partes. A todo el mundo le gustan los Beatles y ya se olvidan de las canciones de sus abuelos Y ahí está el blues, en la encrucijada. El postureo me molesta, porque ocupa un sitio que debería ocupar la música. El posturear se va a acabar.
 
¿Algún sueño?
 
   No, más tarde me entra el sueño. Todavía no…
 
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 Discografía
 
2006: afroCuncas (con Elías Kazzamo y David Prieto), en directo.
 
2010: El Blues Ke Te Cuen (con Ñaco Goñi), directo en Beethoven Blues Bar
 
 
2014: Saint Valentine´s Blues (con Nono Mellado). Room 101 Records (guiño a la novela 1984)
 
2015: Heavy Fuel Papa (del dúo LA.FRE.SA., con Fernando Lamas en percusión y batería). Reeditado con cinco temas nuevos en julio de 2022, con Nono Mellado para Room 101 Records.
  1. Folkloor, con Iván Harpillo, L.a.r, Alfonso Espiño y Eva Reaño, grabado en 2017.
Para conseguir los discos: lafresafuel@gmail.com
 
 
Entrevista realizada por Miguel López. Fotos de Ana Hortelano

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