El equinoccio de The Beach Boys en Pedralbes

La banda californiana The Beach Boys trajo a los jardines de Pedralbes el espíritu que los ha acompañado durante las ultima seis décadas.

Durante sesenta años, The Beach Boys le han cantado a todo lo que tuviera un mínimo de protagonismo durante el verano. El sol, las playas, los coches, las chicas, el amor… todos han sido partícipes de esas pequeñas historias de tres minutos. Con esos ingredientes, los californianos han sido capaces de grabar verdaderas obras maestras de la música contemporánea como son “Pet Sounds” y “Smile”, por destacar dos. Y durante todos estos años lo han hecho defendiendo su repertorio en directo a pesar de los altibajos, las pérdidas y el inexorable paso del tiempo. 

 

El Festival Jardins de Pedralbes volvía a contar con la banda de nuevo tras su actuación de 2019. Y como en aquella ocasión The Beach Boys subieron al escenario solo con Mike Love y Brian Johnston como miembros de la mítica formación. Ni Brian Wilson ni Al Jardine se sumaron esta vez para celebrar una década más sobre los escenarios como hicieron para los cincuenta años. Y quizás eso para la mayoría de los que llenaron el recinto sea una cuestión menor, pero creo que para otros pocos tiene mucho peso. 

Con un legado como el suyo a las espaldas es muy difícil que, por repertorio, pueda salir un concierto malo. La gran parte de esas canciones están grabadas a fuego en el imaginario del colectivo. Temas como “Surfin’ Safari”, “Surfin’ USA” o “I Get Around” hacen que quieras bailar o tomarse un cóctel en la playa. O vivir atardeceres románticos en la playa al son de “Surfer Girl” y “Don’t Worry Baby”. Hasta fueron pioneros en dedicar canciones a coches como “Little Deuce Coupe” o “409” y que sonaran a declaraciones de amor.

The Beach Boys

Una de las virtudes que tiene este festival es que puedes disfrutar de conciertos previos en pequeño formato. Una pequeña vuelta de tuerca al concepto de telonero. En esta ocasión el espíritu de Emmilou Harris y Neil Young se encontraron en la garganta de Elle Leon. Armonías folk que te traían un pedazo de Irlanda en cada nota aderezada con toques de los mentados anteriormente junto a Eagles y un puntito de Radiohead. Mientras en el escenario Casa Seat, The Velvet Candles desgranaban clásicos como “Return To Sender”, “Blue Moon” o “Dream A Little Dream With Me” amenizando la espera.

Tras una breve intervención del director del festival para anunciar que sería un concierto benéfico en favor de Cáritas y un video de presentación con repaso histórico de imágenes de la banda subió al escenario. Desde los primeros compases se vió claro que Mike Love y Brian Johnston aportarían la cara visible de la formación, mientras que la música recaería sobre la banda de acompañamiento. Por suerte, porque los tonos agudos de sus temas requieren algo más que la actitud positiva que mostraron en todo momento. 

The Beach BoysLos guitarristas Brian Eichenberg, Scott Totten y Christian Love junto con el batería John Cowsill fueron los encargados de llevar el peso de las armonías vocales. Asimismo fueron protagonistas en temas como “Don’t Worry Baby”, “Then I Kissed Her”, “Good Vibrations” o “Darlin”. De hecho la responsabilidad de enfrentarse a “God Only Knows”, una de las baladas definitivas de la historia, recayó en el hijo de Mike Love.

Hubo recuerdos y homenajes como los de “Wouldn’t It Be nice” a Carl Wilson o el clásico “Do You Wanna Dance” dedicado a Dennis Wilson. No se si la versión de “Here Comes the Sun” podría entrar en esa categoría, ya que más bien la ejecutaron. Con la dedicatoria de “Pisces Brothers” ya habría sido suficiente sin necesidad de tener que destrozar un tema de The Beatles.The Beach Boys

 

Pero a la gente le daba bastante igual todo esto. Ellos habían venido a pasárselo bien y les daba igual que quien estuviera sobre el escenario fuera más una banda de tributo que otra cosa. Querían pasar una noche de verano bailando con “California Girls”, “Help Me Rhonda” o “Barbara Ann”. Y doy fe que lo consiguieron, pero seguro que hay alguno más que como para mí, aquel fue un concierto agridulce. Sin la presencia de Brian Wilson y Al Jardine, uno tiene la sensación de ver a los dos miembros restantes estirar la última botella de vino echando cada vez más agua. Creo que este amor de verano de sesenta años deberia de ir pensando en que su equinoccio de otoño ya ha llegado.

Fotos: Desi Estévez



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