10º Aniversario del Festival stoner SonicBlast en Portugal

I actually had some doubts about documenting part of my four-day experience at Portugal’s SonicBlast Festival last weekend. I feel like I’m about to let the cat out of the bag about one of the best-kept secrets of European summer music festivals. On one hand, I don’t want it to become a hotspot where everyone who’s anyone will want to be in a matter of years. On the other hand, however, I think the people behind the organization should be given their props after 10 years of putting together such a well-organized event.

No sé si debería estar publicando esto en verdad. Tenía algunas dudas acerca de documentar parte de los cuatro días que pasé en Portugal el pasado fin de semana en el festival Sonic Blast. Siento que estoy a punto de irme de la lengua sobre uno de los secretos mejor guardados en cuanto a festivales musicales veraniegos europeos. Por un lado, no quiero que en cuestión de años se convierta en un festival que adquiera tanta fama que atraiga al famoso ‘postureo’, pero, por otro lado, creo que los que están detrás de la organización deberían ser reconocidos por organizar un evento tan bien durante 10 años.

What basically sums up my dilemma regarding Sonic Blast is that it’s a one of a kind festival – a dying breed – and I want it to stay like that. All the music festivals seem to be getting bigger and more crowded and more rampant with festival-goers who pay exorbitant prices for anything but the music. And frankly, I’m getting tired of it.

Básicamente, mi dilema con respecto a Sonic Blast es por ser un festival único – una raza moribunda – y quiero que siga así. Todos los festivales de música parecen ser cada vez más grandes, más concurridos y más atestados de gente que pagan precios desorbitados para ir a un festival por cualquier motivo menos a disfrutar de la música. Y, francamente, me estoy hartando.

In all honesty, SonicBlast isn’t immune from this growth curve. During these last 10 years (more if we count the hiatus caused by the pandemic), SonicBlast has also evolved and become bigger and more widely-known. However, it still manages to feel like a small-scale festival where everyone just gets along, effortlessly. It’s the kind of festival where the tickets, the beer and the food are more than affordable, where you look to your right and you can see the sun setting on the Atlantic Ocean… And the organization couldn’t get much better, either: there are barely any lines for food or drinks and plenty of places to stay if you book in advance or if you don’t mind camping right next to the festival and the beach. In fact, the only things I maybe felt the need for were more merch and a couple of big screens.

Con toda honestidad, SonicBlast no ha sido inmune a esta tendencia. Durante estos últimos 10 años (más si contamos el parón provocado por la pandemia), SonicBlast también ha evolucionado y se ha hecho más grande y conocido. Sin embargo, todavía se las arregla para que aún tengas la sensación de estar en un festival de pequeño formato donde todos se llevan bien. Es de esos festivales en los que las entradas, la cerveza y la comida son más que asequibles, en los que solo hace falta apartar tus ojos un segundo del escenario para ver la puesta de sol sobre el océano Atlántico… Y la organización tampoco podría mejorar mucho. Apenas hay colas para comer o beber y hay alojamiento de sobra si reservas con antelación o si no te importa acampar justo al lado del festival y la playa. De hecho, solo he echado en falta alguna pantalla gigante y más merch.

Slomosa en el SonicBlast Festival 2022

Then there’s the core of it all, the music: freaking awesome bands and exceptional sound, especially when taking into consideration the fact that a) the stages are right next to the ocean, which would understandably cause a lot of wind distortion under normal circumstances, and b) the bands don’t have the chance to do sound checks since one band starts as soon as the previous one finishes on the adjacent stage. And let’s not forget the crowd: laid-back, music-loving, international nonconformists who just want to have a good time listening to some awesome music… There are no bad vibes, no fights or altercations, nobody makes any scenes, and most importantly: there are no posers in sight… Just a down-to-earth crowd who can’t wait to see some of their favorite bands play.

When you see the recently hyped-up documentary about Woodstock, you wonder if all that is possible at a music festival that draws 5,000 people from all over Europe to a small Portuguese coastal village. Well yes, it is possible. And I was fortunate enough to have witnessed the magic first-hand.

Y luego, y lo fundamental, la música: las bandas son la hostia y el sonido es excepcional, sobre todo al tener en cuenta el hecho de que a) los escenarios están justo al lado del océano, lo que comprensiblemente causaría mucha distorsión debido al viento en circunstancias normales, y b) las bandas no tienen la oportunidad de hacer pruebas de sonido ya que una banda comienza en cuanto la anterior termina en el escenario contiguo. Y no nos olvidemos del público: espiritus libres desenfadados e internacionales que son amantes de la música y solo quieren pasar un buen rato escuchando buena música… No hay malos rollos, ni peleas ni altercados, nadie la lía y lo más importante para mí: ningún poser a la vista… Solo un grupo de personas con los pies en la tierra y muchísimas ganas por ver tocar a algunas de sus bandas favoritas.

Después de ver el reciente documental sobre Woodstock del que todo el mundo habla, uno se preguntaría si todo eso es posible en un festival de música que atrae a 5.000 personas de toda Europa a un pequeño pueblo costero portugués. Pues sí, es posible. Y tuve la suerte de haber presenciado esa magia de primera mano.

Sean McVay. guitarist and singer of King Buffalo

SonicBlast’s 10th Anniversary Festival began last Wednesday, August 10th in Àncora, Portugal with a sort of pre-party that included bands such as El Perro and Toxic Shock, who brought their A-game to warm up the crowd for the rest of the weekend.

On Thursday, the lineup was more impressive than you’d expect for the first day of a three-day festival; especially considering the fact that it was a weekday. I’d have to say that the highlights of the day were Slomosa, King Buffalo, Nebula and SLIFT. I knew we were in for a treat when Slomosa came out since I had recently seen them at Madrid’s Kristonfest in May, sharing the stage with headliners Earthless and Stöner. It’s hard to believe that Slomosa is such a young and relatively new band. Even though they were scheduled to play just after 5pm when most ticketholders were still on the road or arriving at the festival, the Norwegians created so much buzz that their name could be heard during the rest of the weekend as the fans commented on their favorite performances.

La décima edición de SonicBlast en Àncora, Portugal comenzó el pasado miércoles, 10 de agosto, con una suerte de pre-fiesta que contó con bandas como El Perro y Toxic Shock para preparar al público para lo que se les vendría encima durante el resto del fin de semana.

El jueves, el cartel fue más impresionante de lo que cabría esperar para el primer día de un festival de tres días; especialmente siendo un día entre semana. Los grupos que más destacaron para mí fueron Slomosa, King Buffalo, Nebula y SLIFT. Sabía que nos esperaba una buena cuando salió Slomosa, ya que los había visto en el Kristonfest de Madrid en mayo, mientras compartían escenario con los cabezas de cartel Earthless y Stöner. Es difícil creer que Slomosa sea una banda tan joven y relativamente nueva. A pesar de tocar al principio de la tarde, cuando la mayoría de los abonados todavía estaban llegando al festival, los noruegos crearon tal alboroto que su nombre se pudo escuchar durante el resto del fin de semana mientras los fans hablaban de los bolos que más les habían gustado.

Conan en SonicBlast 2022

As for the other groups, King Buffalo also left quite an impression on the crowd. I have to admit that I felt like the self-proclaimed “heavy psych” band started out slow and a bit cold, which was actually understandable since they had no chance at all to do a sound check before going out on stage. That said, after the first two songs, Dan Reynolds‘ solid, pounding bass lines made all the difference as the American power trio progressively gained confidence and momentum while guitarist Sean McVay fired up the crowd with his vocals. Rarely have I seen a frontman so in tune with the drummer (in this case, Scott Donaldson).

And what can I say about Nebula? After branching out from Fu Manchu, these desert rock pioneers have been heavyweights in the scene for decades, expanding their heavy psychedelia into a fuzzier, more Detroit sounding guitar-driven rock.

En cuanto a los otros grupos, King Buffalo también dejó una huella muy importante. Debo admitir que sentí que la banda, que se autoproclama una banda de “psicodelia pesada”, comenzó un poco lenta y fría – lo cual era comprensible ya que no tuvieron la oportunidad de hacer una prueba de sonido antes de salir al escenario. Dicho esto, después de las dos primeras canciones, las sólidas y contundentes líneas de graves de Dan Reynolds marcaron la diferencia a medida que el power trio estadounidense ganaba confianza e impulso progresivamente, mientras que el guitarrista Sean McVay encendía a la multitud con su voz. Pocas veces he visto a un frontman tan en sintonía con el baterista (Scott Donaldson).

¿Y qué puedo decir de Nebula? Después de separarse de Fu Manchu, estos pioneros del desert rock llevan décadas siendo pesos pesados ​​de la escena, ampliando su psicodelia pesada a unos riffs con más fuzz e influencias de Detroit.

Electric Wizard en el SonicBlast Festival 2022

Speaking about desert rock pioneers, a lot of hype has recently been built up around Stöner (ex-Kyuss members Nick Oliveri and Brant Bjork), who, along with drummer Ryan Gut, have been touring all around Europe with Mario Lalli this year. After they blew us away in a smaller venue in Madrid in May, I have to admit that the performance last Thursday was slightly disappointing, even if the crowd did go crazy when they finished their show with ‘Green Machine’. But the disappointment was short-lived since the next group to take Stage 1 were the French stoners SLIFT, who overpowered the crowd and basically closed the first full day of the SonicBlast festival.

Hablando de pioneros del desert rock, recientemente se ha generado mucha expectación en torno a Stöner (ex miembros de Kyuss: Nick Oliveri y Brant Bjork), quienes, junto con el baterista Ryan Gut, han estado de gira por toda Europa con Mario Lalli este año. Después de haber visto su show atronador en una sala más pequeña en Madrid hace unos meses, debo reconocer que la actuación del jueves pasado fue un pelín decepcionante, si bien el público se volvió loco cuando terminaron con el tema clásico ‘Green Machine’. Pero la decepción duró poco, ya que el siguiente grupo en ocupar el Escenario 1 fueron los stoners franceses SLIFT, que nos volaron la cabeza a todos, así, básicamente cerrando el primer día completo del festival Sonic Blast.

Kaleidobolt en el SonicBlast Festival 2022

Day 2’s lineup included one amazing band after another: Conan, Pigs x7 and the «stoners on speed» (as I call them), Kaleidobolt. That said, there were two bands that blew my mind that day: the doom metalheads par excellence Electric Wizard (the festival headliners after All Them Witches called off their summer tour) and Witch (Dinosaur Jr. guitarist J Mascis’ newest project). Taking over for J was Mario Rubalcaba, who I had also seen from the front row in Madrid with Earthless, as he hammered out those long and intense solos. This time, with Witch, his playing was so mesmerizing that I could hardly take my eyes off the drummer during most of the concert. With a serious countenance and tremendous strength, the former pro skater’s arms flew around from one cymbal to the next as if they were tentacles dancing above them – sometimes almost in slow motion. Putting on zero airs, Mario seemed to be more concentrated on his playing than anything else. And the result was overwhelming: Witch brought it.

El cartel del Día 2 fue un no parar de bandas increíbles; una tras otra: Conan, Pigs x7 y los ‘stoners on speed’ (como los llamo yo): Kaleidobolt. Pero debo hacer hincapié en dos grupos que me fliparon especialmente durante esa jornada: los doom metaleros Electric Wizard (cabezas de cartel por excelencia después de que cayeran All Them Witches) y Witch (el proyecto más reciente de J Mascis, guitarrista y líder de Dinosaur Jr.). Ante la ausencia de J, Mario Rubalcaba consiguió de nuevo que mi mirada se centrase, durante casi todo el concierto, en un batería. Después de haber disfrutado de su pegada y esos largos e intensos desarrollos en directo con Earthless en Madrid, tocaba el turno de verle de nuevo en primera fila, esta vez con Witch. Serio y con una fuerza tremenda, los brazos del ex skater profesional parecían los de un pulpo volando de plato en plato como danzando sobre ellos – a veces incluso a cámara lenta. Sin estridencias ni posturas o movimientos para la galería, parecía más concentrado que disfrutando, pero lo que transmite está fuera de toda duda. Bolazo el de Witch.

Witch en el SonicBlast Festival 2022

And just when we thought that things couldn’t get any better, the Spanish duo Bala and the Greeks 1000mods gave us unforgettable performances on Saturday as the crowd raised their fists in the air and circled around in the moshes, surfing over the heads of thousands of other spellbound fans. In fact, my humble opinion is that 1000mods should have closed the festival instead of My Sleeping Karma, an instrumental psychedelic groove rock band hailing from Germany. Even though I thought they were pretty good, I felt the need for a second guitar to fill in the gaps. Plus, I couldn’t help but compare them with Toundra or Deriva, two extremely talented Spanish groups with a similar instrumental style, but who would have wrapped up the festival with more bang.

Y justo cuando pensábamos que las cosas no podían mejorar, las españolas Bala y los griegos 1000mods nos dieron unos bolos inolvidables el sábado, evocando un jolgorio tremendo mientras todos levantaban los puños en el aire y daban vueltas en el mosh, surfeando sobre las cabezas de miles de otros fans totalmente absortos. De hecho, desde mi humilde punto de vista, 1000mods tenían que haber clausurado el festival en vez de My Sleeping Karma, un grupo de rock psicodélico instrumental que me gustó bastante, aunque eché en falta una segunda guitarra que llenara los huecos. Además, no pude evitar compararlos con Toundra o Deriva, dos bandazas españolas del mismo estilo instrumental que habrían cerrado el festival con una energía y fuerza alucinantes.

1000mods en el SonicBlast Festival 2022
Dani G. (vocals and bass) de 1000mods en el SonicBlast Festival 2022

All in all, it was a weekend that will be engraved in my memory for quite some time. And if I see you there next year, you’ll get to meet hospitable Portuguese villagers, try some cheap beer and delicious bacalao and maybe even test the waves, but make sure you come for the music…

En definitiva, un fin de semana que quedará grabado en mi memoria durante bastante tiempo. Y si te da por acudir el próximo año, te encontrarás con unos aldeanos portugueses muy hospitalarios, cerveza barata, delicioso bacalao y olas, pero asegúrate de venir por la música…

 

Text: Jessica Jacobsen

Photos: Rafael Pajares González & Jessica Jacobsen

Escrito por
More from Jessica Jacobsen

GA-20: Acercando a la gente a las melodías y las historias en el blues

Entrevista con GA-20, el trio bluesero que está a punto de empezar...
Leer Más