En su primera visita al Festival de Pedralbes, Ben Harper tiró de su pasado, presente y futuro para ofrecer un reflexivo concierto donde el cantautor no se cortó para añadir al repertorio los temas de “Bloodline Maintenance” en el día de su presentación oficial.
La vida, caprichosa de por sí, a veces hace que cuando menos te los esperes algo se cruce en tu camino dejando una pequeña huella. En 1994, sin la facilidad de conseguirlo todo a través de la red, las ventanas al exterior eran pequeñas y había que moverse para encontrarlas. La música llegaba a través de lo que las emisoras fueran programando, a veces en base a lo que dictaminarán las discográficas. Y fue por un concurso de radio que llegó a mis semivacias estanterías “Welcome To The Cruel World”, el debut de Ben Harper. Pero aquel disco que durante un tiempo sonó a menudo en mi equipo hifi fue quedando relegado a un bonito recuerdo.
Con el tiempo, aquel nombre fue volviendo a resonar gracias a las recomendaciones de conocidos. Pero en lugar de empaparme buceando en las redes, quise dejar al directo el reencuentro. Un momento que llegó el pasado 22 de julio en el Festival Jardins de Pedralbes. Lo cierto es que los conciertos allí tienen un extraño punto de exclusividad. Quizás por la localización y la oferta gastronómica o quizás por el público asistente a veces tienes más la sensación de asistir a un Liceu a cielo abierto que a una sala. Pero lo que está claro es que el tinte relajado del directo de Ben Harper le fue como anillo al dedo.
Suyo fue uno de los veintidós sold out en la presente edición del festival, algo que se notaba en la zona de platea donde no cabía un alfiler. Sobre un escenario discreto y sin más extras que los instrumentos y una silla plegable salieron los músicos en medio del clamor de los asistentes. Distribuidos en los tres micros, los músicos ofrecieron una excelente versión a capella de “Below Sea Level” título que abre su recién estrenado trabajo. Con los Innocents Criminals cada uno en su sitio, Ben Harper se dejó llevar por los ritmos jamaicanos de “Jah Work”. “Burn One Down” fue recibida con entusiasmo, y los tintes acusticos del tema poco a poco nos fueron llevando hasta un intenso solo de djembe por parte de Leon Mobley.
Harper continuó con la puesta de largo de su recién estrenado disco con “We Need To Talk About It” antes de subir la intensidad con “Born To Shine”. Este fue uno de los pocos momentos en que la formación dejó ver su lado más rockero. Y por fin llegó el momento de sentarse con un lap steel sobre sus piernas. Un instrumento que no dejaría, aunque cambiaría de modelo, durante el siguiente bloque de canciones. “Steal My Kisses” y “Know The Bases”, en la que jugueteó ligeramente con el disco, junto con “Faded” en la que Ben Harper mostró su habilidad con el lap steel con un intenso solo. Resultó muy interesante escuchar “The Ocean” de Led Zeppelin intercalada.
La banda dejó solo a Ben Harper en el escenario. Sentado con el instrumento en las rodillas comenzó la parte más emotiva del show. Recordando su anterior disco “Winter Is For Lovers” regaló a los oídos de quien quisiera escuchar “Lebanon” y “Inland Empire”. Y digo lo de quien quisiera escuchar, porque al menos en mi zona la gente estaba más pendiente de charlar que del concierto. Ben Harper aprovechó para recordar sus viajes por España, la influencia de músicos como Andres Segovia y dedicó los dos temas a Juan Nelson, bajista de Innocent Criminals que murió el año pasado.
Aún solo en el escenario, pero en pie y con una guitarra acústica, el de Pomona me hizo viajar a aquel 1994 con “Walk Away”. Algo que por lo visto volvió a focalizar la atención de la gente de mi alrededor, que solo abrieron la boca para cantar el estribillo y ovacionar al músico. Los pesos pesados de su discografía iban llegando, y “Diamonds On The Inside” no podía fallar. Con toda la banda en el escenario el tema destacó por un tremendo solo de Hammond y un final a capella. El carácter acústico del concierto continuó con “How Dark Is Gone” en el que la sonoridad tribal vino con un duelo de percusiones con el que era difícil permanecer quieto. El reggae de “Finding Our Way” sirvió como base para presentar a los componentes de The Innocent Criminals antes de la catarsis final de “Amen Omen”.
Con este tema los músicos abandonaron el escenario y una pequeña parte del público comenzó a desfilar. ¿Falta de costumbre en conciertos? El que dió el concierto por terminado se perdió los cuatro temas que hubieron en los bises. “Ain’t No Use” fue el último avance que Harper hizo de “Bloodline Maintenance”. Su canto positivista a cambiar el mundo quedó constancia con “With My Own Two Hands” en la que Harper terminó cantando de rodillas mientras el tema explotaba y presentaba un final totalmente desatado.
“Another Lonely Day” volvió a bajar las revoluciones. Sin la banda y con una guitarra acústica volvió a susurrarnos sus versos y nos invitó a acompañarle en el estribillo. Pero tenían que despedirse como banda, y eso lo hicieron con “She ‘s Only Happy In The Sun”. Lo cierto es que terminado el concierto tuve la sensación de haber visto un muy buen concierto, pero no con la sensación de que me haya perdido algo durante los últimos treinta años, preguntándome cómo había podido vivir sin ello. También estoy convencido de que si vuelve, repetiré. Solo espero que la próxima vez mi entorno sea más silencioso para poder disfrutar de los matices de la música de Ben Harper.
Normalmente, al terminar la crónica queda un espacio para el disfrute visual con las fotos de alguno de nuestros grandes fotógrafos. En esta ocasión no va a poder ser. Y no por que no queramos, o porque la promotora haya puesto impedimentos, más allá de las exigencias por parte del management. Solo permitían el acceso a cuatro fotógrafos en el foso que debían renunciar por completo a los derechos de su obra para “cederlos” a ellos. Algo que provocó la renuncia de los medios gráficos a cubrir el medio teniendo en cuenta la práctica abusiva por su parte. La tentación de colocar las capturas hechas con móvil ha sido muy fuerte. Pero por respeto a la promotora (que a fin de cuentas son intermediarios) y sobre todo a los lectores que se merecen lo mejor, hemos incluido las facilitadas por el festival.