A sus 73 años Elliott Murphy nos mostró como envejecer con dignidad encima de un escenario. Y como transitar por uno de los mejores cancioneros de la música americana de los últimos cincuenta años sonando clásico y actual al mismo tiempo. Casi dos horas y cuarto de un recital marcado por sus ganas de agradar, por su intensa implicación y sobre todo por su amor por la música. Los tres bises finales sitúan a lo vivido ayer en la carpeta de las noches para recordar…
Mis encuentros previos con el cantautor de Long Island siempre fueron con la solitaria compañía de su eterno escudero, un Olivier Durand que mantiene la energía de los principios y añade una espléndida madurez. Tremendos conciertos en los que siempre me quedaba con las ganas de ver una propuesta con banda completa. La posibilidad de un nuevo encuentro con el dúo flanqueado por Danny Montgomery a la batería y la violinista Melissa Cox hacía nuestra cita inexcusable.
Subieron los dos guitarristas al escenario entrando en calor con «40 days and 40 nights» , y se les añadió el resto de la banda para atacar “Benedict’s Blues”, «Made in Freud» y «Take That Devil Out of Me». Una puesta a punto para el grupo y el público, que comenzó a coger velocidad de crucero recordando a su colega Lou Reed en «Deco Dance» y citando con una soberbia «I Want to Talk to You» la colaboración con otro «outsider», el siempre reivindicable Iain Matthews.
Más vigente que nunca «What the Fuck Is Going On», un marcado toque Country para “Fix Me a Coffee” y “Alone in My Chair”, puro RnR con “Chelsea Boots”, una reposada «You Never Know What You’re in For» y un fantástico crescendo en «On Elvis Presley’s Birthday”. Mención aparte para “You Never Know What You’re In For” y “A Touch of Kindness”, dos de las más celebradas de la noche. Para cerrar, una súper rítmica “Last Of The Rock Stars” .
Nada más y nada menos que tres tandas de bises nos regaló Murphy: la presentación de una nueva canción (“Sunlight Keeps Falling”), una gran versión de su colega Springsteen (“Better Days”), tremenda conexión con el público en “Come On Louann”, crepuscular “Rock Ballad”, defiende solo con su guitarra y harmónica la icónica “Drive All Night” y finalmente se despide el cuarteto con “Sicily”. Lecciones de historia y de vida de uno de los cantautores de referencia del RnR, un Elliot Murphy que noche tras noche sigue demostrando que la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma…
Fotos Noemí Pujolar
