Pertenece Angel Olsen a esa raza de trovadores/as con discografías tan intensas como emocionales, repletas de vivencias autobiográficas y exorcismos a flor de piel. Pero esta hipersensibilidad a veces pasa factura encima del escenario: asistir a un recital de Lucinda Williams, Cat Power, Ryan Adams o la misma Olsen es sinónimo de tantas expectativas como incertezas. Un disparo de flash desde el público, un rumor lejano de gente que habla o la petición de una canción desencadenan a veces una especie de tormenta interior/exterior que en ocasiones da al traste con una noche que parecía (casi) perfecta.
Después de sus visitas anteriores había mucho interés (traducido en una gran entrada) en saber si por fin la norteamericana trasladaría sus magníficas canciones a las tablas sin las turbulencias habituales, y sí, por fin asistimos a su mejor versión. Con la excusa de la presentación de su nuevo larga durada, el rupturista “Big time” (producido por el omnipresente Jonathan Wilson) donde Angel frena la épica marca de la casa para macerar nuevos sonidos más country, Olsen salió de su introvertido caparazón para mostrarse más segura y desinhibida que nunca.
Es cierto que no todo fue perfecto: demasiados parlamentos y bromas internas entre canción y canción lastraron a menudo el tempo del concierto, e interpreto que sus ganas de agradar con el nuevo disco y con su nuevo rol de diva (en el buen sentido de la palabra) derivaron en el acompañamiento de una banda tan numerosa (seis músicos) como aséptica : correcta pero nada destacada, sin la posibilidad de que nadie le pueda hacer sombra a la gran jefa. En todo caso son mis sensaciones, no una verdad objetiva y absoluta.
Un recital de menos a más, que le costó despegar con “Dream Thing”, “Big Time”, “Ghost On” y “Right Now”, todas de su nueva obra. Relajadas y trascendentales, la llegada de “Shut Up Kiss Me” y “Give It Up» del ya lejano “My Woman” comenzaron a caldear el ambiente, y sobre todo dejó la sensación de que Olsen triunfaría esta noche por su gran apuesta, un trabajo vocal henchido de emoción, de exaltación del sentimiento por encima de la técnica.
“All Mirrors” conmovió al estilo de su álbum del mismo título, estreno en esta gira de “Not Gonna Kill You” y vuelta a las tonadas de la Costa Oeste con “Go Home”. El trío final (“Sister”, “All The Good Times” y “Chance”) precedió a un inesperado bis, el clásico de Badfinger “Without You” vía Nilsson, llevando su propio mensaje de liberación hasta las últimas consecuencias. Artista de raza, de la vieja escuela, de pasión, afecto y hasta ternura, la cantautora de Missouri por fin colmó nuestros anhelos e ilusiones, y sacó lo mejor de sí misma para reinar en una noche otoñal. Save the last dance for me…
Fotos Noemí Pujolar.
Angel Olsen en Barcelona. Sala Apolo. 30 de septiembre de 2022.
