John Fullbright edita The Liar. Y, desde ya, es candidato a ser uno de nuestros discos del año. La espera ha sido larguísima (ocho años desde Songs, su segundo disco, que también era una maravilla). El disco fue grabado en el estudio de la granja de Steve y Charlene Ripley, en Oklahoma. Y en él aparecen como colaboradores algunos de los músicos más brillantes del estado. Jesse Aycock, Aaron Boehler, Paul Wilkes, Stephen Lee y Paddy Ryan se encerraron junto a John para alumbrar en apenas cuatro días su nuevo trabajo con la ayuda del ingeniero Jason Weinheimer. El disco está editado por Blue Dirt y Thirty Tigers.
Escucha The Liar de John Fullbright aquí:
Los años han pasado rápido tras su debut, que le convirtió en una gran promesa, hasta el punto de ser nominado a los premios Grammy. Su rechazo a la industria y su timidez, mezclados con sus miedos, ha hecho que su carrera no haya tenido la velocidad que se esperaba. Lo explica en una de las canciones, –Social Skills-: (“Bebo esta ginebra y tomo estas pastillas porque no tengo habilidades sociales” o «Algunas personas sufren de miedo escénico social / Como si el mundo fuera un francotirador con focos brillantes«).
En estos últimos años, John dejó su pueblecito de 100 habitantes para mudarse a Tulsa. Una vez allí, se integró en la comunidad musical de la ciudad, actuando a veces en solitario, a veces acompañando a otros músicos al piano. Cómodamente instalado al margen del negocio, disfrutando de su profesión sin más preocupaciones. Pero, por fin, podemos disfrutar de una nueva colección de sus canciones.
El disco es el más luminoso y variado de Fullbright. Ya no solo es ese piano man que emocionaba, sino que aprovecha el talento de su banda para hacer crecer cada una de las canciones. Por ejemplo, en The Liar (la canción), donde las guitarras y la armónica se alían con el piano de Fullbright para llevarnos a otra dimensión. La canción de apertura, Bearden 1645, es un tributo a su mejor amigo, que no es otro que su piano. Paranoid Heart eleva el nivel, demostrando que su mejor amigo también sabe convivir con las guitarras. Comienza con una acústica, pero pronto entra la banda con toda su fuerza para respaldar una letra maravillosa que culmina con un estribillo desenamorado: «Nunca pronunciaré tu nombre si no es por amor otra vez”.
“Ha sido un proceso de aprender a estar en una comunidad de músicos y enfocarme menos en el compositor solitario y deprimido… simplemente tocar algo con ritmo y divertirme de verdad. Eso no quiere decir que no haya canciones en este disco en las que me aparte de eso, pero hay una banda que tiene poder de decisión. Y eso es nuevo para mí”.
Pero donde el disco coge el vuelo definitivo es en la deslumbrante Stars. Una de las canciones del año. Ya solo por ella valen la pena los ocho años de espera. Pero hay mucho más, el disco no baja de nivel en ningún momento. Ya sea rescatando una vieja canción de 2009 (Unlocked Doors)», en la que muestra la gran influencia de Elton John en sus comienzos, jugando con el country en Where We Belong o coqueteando con el soul en Safe To Say. Un trabajo que crece a cada escucha y donde se vuelve a confirmar que Tulsa es uno de las escenas más en forma de la música americana en estos momentos.