John Moreland publicó el pasado verano «Bird in the Ceiling», su trabajo más «vanguardista» hasta la fecha. Nueve temas en el que la letra es acompañada por sintetizadores, percusión electrónica y guitarra acústica. Ojo que ya en su anterior trabajo «LP5» publicado hace dos años ya daba pistas en ampliar fronteras.
Los sonidos perdidos van y vienen como sombras sobre la voz baja y conversacional de Moreland. Esto tiene un efecto desorientador intencional, esa lucha insistente entre estar solo y estar con otros. Entre los deseos del individuo y las demandas de la comunidad, entre los estragos de la desesperación y las recompensas del amor.
Quizás esas canciones terrenales de Moreland se sienten un poco incómodas con tanto «ambient» como lo llaman ahora. Me viene a la mente el «Sound & Fury» de Sturgill Simpson, un disco también rebelde, lleno de sintetizadores y que ahí si funcionaba. Su oscura voz salva el disco, y la electrónica si que obstaculiza un poco el todo, una instrumentación más enrraizada hubiera sido suficiente.