Dirigido por Toby Amies (The Man Whose Mind Exploded). King Crimson siempre ha sido pionero en su propia ruta intransigentemente independiente, y este documental, «In the Court of the Crimson King», realizado durante 4 años, ha seguido el mismo camino. El documental se enfocó en la gira que esa mítica banda brindó durante 2018 y 2019.
En un evento global el documental estará disponible en cines independientes de todo el mundo el miércoles 19 de octubre, con una introducción especialmente filmada. A esto le seguirá el sábado 22 de octubre una proyección especial por streaming en Londres, con una presentación en directo por el propio Robert Fripp con una sesión de preguntas y respuestas con el director y los miembros de la banda.
El evento y el documental estarán disponibles en vivo en todo el mundo en los nugs. net y disponible a través de Video On Demand durante un período de 24 horas a partir de entonces, que le seguirá con un lanzamiento en BluRay/DVD y una caja de discos.
Cuando en octubre de 1969 vio la luz «In the Court of the Crimson King», el circuito de rock londinense se rindió casi todo a sus pies. La banda venía a mostrar algo nuevo en el rock cuando casi todo estaba por hacerse. No faltaban motivos, el disco es mágico y misterioso. Pendulaba en un amplio arco de tensiones y a nada se parecía. Los psicodélicos Pink Floyd o Soft Machine podían serle familiares, pero muy lejanos. Bandas protoprogresivas como Egg o The Nice, literalmente le llevaban el cetro al rey. No se había oído jamás una perfección técnica tal.
Tampoco esa moderada violencia sónica, guiada por el sesudo trabajo del joven Robert Fripp en las guitarras, y por el arsenal instrumental de Ian McDonald con epicentro en el mellotrón. Equidistante a un lado de la línea flower power-Woodstock, y al otro de la veta Doors-Velvet Underground, el circunspecto Fripp hacía poco por entrar en sintonía con la época. Aquel disco resistió muy bien el paso del tiempo, y para entender por qué alcanza con volver al original , a la formación de Fripp, Greg Lake, Michael Giles, Ian McDonald y el letrista Peter Sinfield. Está claro que no todos los públicos lo encontrarán igualmente atractivo, pero quienes supieron deformarse la cabeza con el rock progresivo disfrutarán embarcarse en el viaje alucinado que suponen “Epitaph” o “Moonchild”.