Su fichaje por Deep Purple en 1994 le otorgó por fin a Steve Morse un más que merecido reconocimiento mediático. Siempre alabado por la crítica e idolatrado por unos seguidores que apreciaban su innovación y variedad de registro, aportó a la banda británica un plus de energía cuándo en teoría poco tenían ya que mostrar.
Con una carrera en solitario súper sólida, es sin duda con los sureños Dixie Dregs dónde más lo he disfrutado: una pandilla de prestigiadores musicales que no se casaban con nadie y que saltaban de estilo con total fluidez y naturalidad….Capricorn rules..!!!