Desde el lanzamiento de «Everyday Dreams» en 2019, el sueco Jesper Lindell ha estado acumulando cada vez más atención y elogios, dirigidos a una impresionante colección de canciones, incluido su último y más reciente el extraordinario «Twilights» lanzado este pasado mes de marzo. Su actuación en Barcelona el pasado jueves 24 de noviembre en La Textil, constató un concierto de piel de gallina.
Jesper Lindell se ha labrado un nicho como ese raro proveedor de géneros folk entretejidos, que reúne elementos de gospel, blues, country y folk rock de raíces en un mosaico continuo y siempre escuchable.
Acompañado de 5 músicos, cada vez que elevaba su voz, a la vez arenosa, pura y angelical pero con un trasfondo de cansancio del mundo, capturaba ese aura de fogata hogareña con un tapiz de ritmos gruesos, palpitantes y tiernos, atravesando canción tras canción un paisaje sonoro musical, con la ayuda de una banda asombrosamente sincronizada acompañada por la voz suave y aterciopelada de Lindell.
Fue un verso de Neruda el que puso en la mira de este escribiente la palabra “crepúsculos”, título de su último disco «Twilights» con el sentido del día que fenece y también el gusto por su sonoridad y sus significados alternos con momentos crepusculares aquella noche con «Stormy Waters», «Whatever Happens», «So Long», «White Lines», «Dance», celestiales. Lúgubres armonías vocales, violines, dos pianos y acordeón reforzaron la magistral noche.
Deslumbrantes, impecables y conmovedoras sonaron «Twilights», «Leave a light on», «If there comes a time» y «Westcoast Rain» besándonos los ojos trayéndonos todos esos elementos gospel, soul, country, folk o el blues de Nueva Orleans, entre los introspectivo, catárquico y explosivo.
Historias desde la orilla del crepúsculo, desde esa influencia Levon Helm y su «barn» en Woodstock, donde el compositor se volvió hacia adentro hacia territorios Van the Man y The Band con una hermosa sensación de evangelio.
Lo de Jesper Lindell en Barcelona fue hermoso. Se requiere una cierta cantidad de coraje para virar hacia la vulnerabilidad mientras se comparten los miedos e incertidumbres más íntimos como reza «Twilights».
Su enfermedad de casi dos décadas, su trasplante de riñón y el covid hizo que Jesper se abriera sin precaución ni restricciones, y permitir que sus traumas y tribulaciones ocuparan un lugar central. Su último disco detalla ese viaje hacia el descubrimiento. Es uno que lo llevó a darse cuenta de que sufrir en soledad no significa tener que lidiar solo con ese dilema.
El viejo axioma que insiste en que la miseria ama la compañía sigue siendo cierto. En ese sentido, la música y canciones de Jesper Lindell se hacen eco de la idea de que una actitud empática puede permitirnos a todos dormir un poco más profundamente.
Fotos Desi Estévez. Vídeos por Carlos Pérez Báez.
Gracias siempre a todo el equipo de Rocksound-Acaraperro producciones y The Mad Note Co. por todas las facilidades dadas.
1 Comentario