Robe Iniesta deleitó en el Gran Canaria Arena este pasado viernes 11 de noviembre a un buen número de fans en la parte final de su gira «Ahora es cuando» 2022.
Puntuales llegamos al encuentro en una tarde noche macaronésica espectacular con una puesta de sol que hizo fuego el firmamento, un error con la hora en el mail de la promotora nos privó de privar fuera en los aledaños otra cerveza a precio razonable dentro de esta barbarie inflacionista. Que al maestro y mito de la adolescencia de muchos de los asistentes aún le queda cuerda está claro y además está en fase compositiva mayéutica pariendo legado dedicado a sus fieles. Los navarricos del merchandising en el exterior majetes y curtidos distribuyen las chucherías a los fans a precio de angulas. Accedimos al recinto donde pienso se resintió sensiblemente la taquilla por la coincidencia en la ciudad con ese pelotazo institucional llamado Womad. Con los versos de Manolo Chinato fueron saliendo uno a uno los miembros de la banda hasta que le tocó el turno a Robe ante el fervor generalizado. «Del tiempo perdido» de «Destrozares» dio comienzo Robe a cantar y «palmutear» su característica ligera guitarra, el sonido y las luces empezaron a carburar de manera óptima a una producción de esta enjundia.
La banda está rodada y se nota llevan en esta gira «Ahora es Cuando» este año 38 bolos, «Por encima del bien y del mal» y «Querré lo Prohibido» siguiendo con «Destrozares», dos muy buenas canciones. La «Nana Cruel» tal cual para mi gusto fue, visita al bar donde el primer vaso sin serigrafiar cuesta un pavo y luego rellenan continuamente aunque entregues dos y no sabes cual es el tuyo a la vuelta, total la primera caña 5 pavos en este mundo donde ir a un bolo se está convirtiendo en un lujo al alcance de pocos. No hay nada como, el primer amor, y no hay nada como la primera vez que escuchas una canción comentó Robe y nos regaló el nuevo tema «A la orilla del rio». A partir de aquí vino a golpe de saxo «Buscando una luna» con David Lerman que al bajo, clarinete y saxo es uno de los activos de la banda pues el nota no para, siguiendo con otra de la banda nodriza como es «Tango Suicida» donde Carlitos Pérez al violín se lució aunque muchos de nosotros hubiésemos preferido otra mas movida. Aunque con la «Dulce introducción al caos» donde Robe alecciona con sus palabras al principio lo compensaron pues es de las de cantar a pulmón, sonó espectacular, uno de los momentos álgidos del bolo. Con «Ininteligible» ultimo sencillo cerraron la primera parte del concierto de manera magistral. Lo típico, comentó Robe, país libre y tal, beber mear, hacer lo que queráis pero que no os vean…ironía socrática.
«Disfrutad del momento porque sois vosotros, estáis aquí y ahora es cuando…»
Tras el parón al final de 35 minutos, empezamos también con 20 minutos de retraso sobre las 21.00 fijadas. las cuentas claras y el chocolate espeso que diría mi abuela. Empezaba la fase de «Mayéutica» último disco de la banda segunda parte del conceptual «La ley Innata», comenzaron con el «Primer movimiento: Después de la catarsis» sonando redondos con una iluminación al paño de los vaivenes de las letras del filósofo extremeño, que tiene el viento a su favor. En el ambiente olía a rock transgresivo,.. la plebe ha cambiado poco aunque está mas domesticada. El «Interludio» se coló entre el «Segundo Movimiento: Mierda de Filosofía» donde el respetable empezó a alterarse de nuevo, el Hammond de Álvaro Rodríguez Barroso tuvo protagonismo al igual que la guitarra de Woody Amores. Hubo un momento de vacilón discotequero de un minuto desfasando los músicos, luego vino el «Tercer movimiento: Un instante de luz» donde la banda demuestra que este álbum es suyo, hecho como un traje a medida. Llegó el «Cuarto movimiento: Yo no soy el dueño de mis emociones», y la «Coda Feliz» magistrales, me queda nombrar a Alber Fuentes a la batería y Lorenzo González en los coros o guitarra otro puntal que hace unos apoyos brutales al sexagenario Robe, que no presentó a la banda.
Y llegó la catarsis final a golpe de lo que muchos de los mas veteranos y jóvenes adictos a Extremoduro esperaban, la traca final con «A fuego», «Salir» donde el despiporre estaba asegurado, finalizaron tras dos horas y media con «Ama, ama, ama y ensancha el alma» y Robe alzando su guitarra y dando gracias. Notable concierto de Robe y su banda en la que puede ser una de las giras del año, pocas bandas del rock estatal tienen ese poder de convocatoria, quizás dos, ambas del norte. Robe es ya un icono, con sus pros y contras desde el principio hasta el final unido a su banda nodriza para siempre el filósofo de Plasencia. Un pequeño apunte para la productora, si el fotógrafo viene en transporte público tras su trabajo como se obliga, ¿Dónde deja su equipo?, gracias Ainhoa por custodiarlo y solventar el problema.
Texto: Jabier Rioboó
Fotos: Jose Proyecto Merkanarias