Es complicado trasladar a veces lo que piensas a lo que dices. Una idea clara en tu cerebro puede transformarse en algo borroso y complicado en su exposición pública. Todo esto viene a cuento porque cuando acabó el concierto de Carla Serrat pude charlar un rato con ella, y le intenté transmitir (con mucho tacto) que si bien sus discos eran muy agradables a la escucha, en su traslación a las tablas ganaban mucho (mucho) más en intensidad y emoción. Posiblemente por mi poco arraigo en la música electrónica, su propuesta en directo me llegó de una forma mucho más profunda que en sus grabaciones.
Defendiendo su último trabajo “Reflection” con la única ayuda de un par de teclados en la intimidad del ciclo 66Butaques, Carla se multiplicó para humanizar unas canciones repletas de cinematográficos paisajes nocturnos. Con influencias más palpables como Everything but the Girl o Portishead, comenzó con la experimental “Undo Remake”, rescató la súper bailable “Fade” y tiñó de pop “Desire”.
Magníficamente versátil a los teclados, uno de los pocos solos apareció en “Fire”, “All i Want Is Here” destacó por su austeridad y por un crescendo de manual y un “Not Like You” que bebió de Depeche Mode. Fusionando lo viejo y lo nuevo (personalmente disfruté mucho con los ecos 80’s), “It’s A Race” se mostró como un single de FM y “Reflection” se impulsó por una moderna versión del muro del sonido.
Cerró el recital con una “Gravity” de lo más bailable, perfecta síntesis de una propuesta tan arriesgada como lograda. Carla maximizó virtudes y escondió defectos, con un buen trabajo vocal y una (sensacional) instrumentación que combina la programación con lo natural, terrenal y efímero.
Dejando mis prejuicios en el vestíbulo pude disfrutar de un concierto que (en teoría) partía de lo aséptico pero resultó de lo más humano: sentimientos, emoción, ternura y pasión. The Language of Life…!!!
Fotos Noemí Pujolar.