El grupo valenciano Doctor Divago editan «La Tierra Prometida», su nuevo trabajo tras más de cinco años. El disco se edita, como viene siendo habitual, por Bonavena Música. Ha sido grabado y mezclado por David Garzinsky en Bahamas Estudi de Gravació de Picanyá, quien también se ha encargado de la producción junto a la propia banda. La formación sigue siendo la misma desde hace dos décadas: Antonio Chumillas “Chumi” (armónica), Asensio Ros “Wally” (batería),David Vie (guitarras), Edu Cerdà (bajo, coros y teclados) y Manolo Bertrán (voz y guitarras). El único colaborador externo en esta ocasión ha sido César Pacheco (órgano en un par de temas). La portada, como siempre, ha corrido a cargo de Chumi, que además de tocar la armónica es un excelente ilustrador, como podemos comprobar en su web.
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Doctor Divago son todos unos veteranos. Empezaron a finales de lo 80s y ya han editado más de una docena de discos, siempre con su marcado personal de rock mediterráneo en el que destacan las guitarras y la inconfundible voz de Manolo, uno de los mejores vocalistas del pop rock español. Sin duda una de las bandas más longevas del territorio nacional, a pesar de no conseguir nunca un éxito masivo, aunque hayan mantenido siempre un nivel muy alto en sus grabaciones. Inasequibles al desaliento, nunca han dejado de ensayar todas las semanas en su local, que conservan desde sus principios y dio nombre a su disco anterior.
Desde hace más de 20 años, con la incorporación de un nuevo bajista (Edu Cerdá) y el guitarrista David Vie, la formación se ha mantenido completamente estable. Así, son toda una institución en el panorama del rock en Valencia. Como dice la canción que cierra el disco, ya son «el anciano de la tribu», pero siguen marcando el paso. Aunque llevaran mucho tiempo callados, sabíamos que seguían allí. Resistiendo a la desilusión del panorama actual. Sobreviviendo a una pandemia y a la indiferencia general hacia el rock. Sabiendo que hacer canciones es lo mejor que tienen en la vida.
«Dejadme envejecer sin disimulo», canta Manolo en el tema que cierra el disco. Toda una declaración de principios: Doctor Divago son intemporales e inmortales y seguirán juntos mientras puedan mantenerse en pie. Como decía Ramón y Cajal, en la vejez no nos deben preocupar las arrugas del rostro, sino las del cerebro. Y los doctores tienen el cerebro plenamente adolescente, creativo e ilusionado.
En este nuevo disco vuelven a alcanzar la excelencia unas canciones muy trabajadas que conforman un disco que, a pesar de haber salido a principios de enero, seguro que estará entre los mejores de este 2023. Las letras, como siempre, son punto y aparte. Alejadas de los tópicos, discurren con originalidad mientras dejan guiños a mitos de la cultura pop, tanto universales (Sal Mineo, la Estatua de la Libertad) como locales (Cisco Fran, infravalorado cantante valenciano). Incluso un guiño propio, al vertiginoso atleta moral que titulara una de sus canciones de hace venticinco años.
Se hace muy difícil destacar una canción por encima de otra, ya que la colección es verdaderamente compacta. Desde el latido casi Brincos que abre el disco («El Día Después») a una balada de nivel como «Ojos de Serrín». Momentos de rock guitarrero («De puntillas, Levitando» o «Tan Ocupado», donde destaca el juego de armónica y guitarras). Sobresalen el tema homónimo o «La verdadera Luz». Pocas bandas hacen pop de guitarras como ellos en este país. La veteranía es un grado, ¿cuántas bandas jovenes matarían por canciones tan perfectas como éstas? Un disco que llegó a mi reproductor hace una semana y ahí sigue sonando.
Como decía vuestro paisano Nino Bravo, tenéis que andar entre luces y sombras, recorriendo el camino que el destino os señaló. Seguid por muchos años, Doctor Divago.