Aardvark Asteroid. Slices of Life

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La fecha del 14 de marzo de 2020 cambió el mundo. Esa noche la banda ilicitana Aardvark Asteroid había programado en una sala de Alicante el concierto de presentación de su nuevo disco “SLICES OF LIFE”. Esa misma tarde se nos anunció la inauguración de una etapa de confinamiento, miedo, mentiras y dictadura sanitaria. El concierto nunca se celebró, y el disco quedó en el olvido. Tres años después el virus que sirvió como excusa ha desaparecido, y aunque nadie sabe por qué es obligatorio entrar con mascarilla en las farmacias, seguimos aquí. Aardvark Asteroid nos traen rebanadas de vida en su disco, que por fin ve la luz. Es un testigo de cómo era el mundo antes de 2020, nos habla de lo que fuimos en el momento en el que todavía lo éramos, y lo hace a ritmo de refrescante electro-pop con anclaje descarado en la última década del siglo XX. Es todo lo ‘british’ que le transmite su frontman, James Hughes, un tipo que desde el levante español es capaz de generar oleadas de indie anglosajón rescatadas de un lejano pasado al que se agradece volver en lo musical.

“Seven years” abre la colección con aire britpop, bailona y desenfadada, y enlaza con “A Very English Affair”, que podría ser una canción de Pulp en la que Hughes se mira de reojo en el espejo de Jarvis Cocker. Para hablar de Brexit, que de eso se trata. Al empezar 2020 ese era el asunto que nos tenía entretenidos, ¿alguien recuerda a Boris Johnson? Qué viejos nos estamos haciendo y qué rápidamente. “Back to 80’s”, con texturas anfetamínicas y melodías perezosas, va de mirar hacia atrás y pensar que el tiempo pasado fue mejor, y “November” de envejecer, el otoño, esas cosas. La tensión entre ritmo y melodía se percibe a lo largo del disco, fruto de la confrontación a la hora de componer entre la decantación rockera del guitarrista Albert Oliva y la pulsión pop de James Hughes. Una tensión muy bien resuelta que niega la máxima de que el equilibrio es imposible, que fue mantra del aburrido hípster-pop español. No, el equilibrio no solo es posible sino que acepta gotas de funky salpicadas aquí y allá: escúchalas aparecer en “Joyless”. “Paranoid Asteroid” es tal vez el ejemplo de asimilación de influencias más depurado y singular, con ecos que llegan hasta los años ochenta. La canción que titula el disco, “Slices of life”, se quiere peleona en la base rítmica a la vez que se desliza y juega en las grietas por las que se cuelan los patrones repetitivos que programa Salva Ispierto. La presencia sutil de las programaciones nunca se impone, busca su espacio a la sombra del bajo y la batería, y todo encaja. Una tras otra, las canciones te piden que las escuches y las bailes. Historias cotidianas en los textos, cortadas de la vida misma. Es un disco que se ha hecho esperar. Que ya podamos disfrutarlo es una buena noticia.

 

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