Los californianos Dirty Honey llenaron la Sala Upload de Barcelona para presentar sus credenciales y discutir con argumentos firmes a quienes afirman que el rock esta muerto.
Dicen los que estuvieron en el Azkena del año pasado que Dirty Honey fue una de las bandas que mejor sabor de boca dejó. Los californianos llegaban tras telonear a Kiss o Guns And Roses y con la medalla de ser los primeros en alcanzar un nº1 del Billboard en 2019 sin tener un contrato discográfico. Con un solo disco en la actualidad y un EP, la banda se enfrentó a su primera gira como cabeza de cartel. El enclave escogido para el concierto de Barcelona fue la Sala Upload, situada dentro del recinto ferial del Poble Espanyol. La primera sorpresa fue comprobar que había mucha gente esperando en la apertura de puertas. Algo que confirmaba las altas expectativas depositadas sobre Dirty Honey. Sólo quedaba comprobar si se llegarían a cumplir.
Los ingleses The Wild Things fueron los elegidos como compañeros de viaje y encargados de abrir la velada. El grupo liderado por la actriz Sydney Rae White resulta perfecto para quien eche de menos a aquellos No Doubt del disco de debut. En la escasa media hora en la que tuvieron el poder sobre el escenario, presentaron varios temas de su futuro disco “Heaven Knows” y un par de temas de su disco de debut. Buena actitud, melodías punk-pop pegadizas y un guitarrista dispuesto a dar espectáculo hicieron que la espera se hiciera mucho más amena.
Con una sala Upload que rozaba el sold out y un público muy expectante para recibir a los americanos se apagaron las luces. Y esos tres segundos fueron el pequeño ojo del huracán. Ese momento en que todo está en calma antes de que todo salga por los aires gracias a la fuerza de la naturaleza. Dirty Honey salieron a morir y con toda la intención de no dejar a nadie sin rendirse a su buen hacer. El cuarteto puso patas arriba el local en cuanto el pegadizo riff de “Gipsy” comenzó a sonar. Su amor por el hard rock más clásico se puede sentir en cada una de sus composiciones. Notas de The Black Crowes, los Aerosmith de los 70, incluso AC/DC pueden aparecer en el retrogusto de sus temas en cuanto les das un trago.
“Break You” mantuvo el pulso contundente de la banda. Con dos temas ya pudimos ver como la base rítmica conformada por Jaydon Bean en la batería y Justin Smolian al bajo resultaba imparable. John Notto repartía riffs, guitarrazos y solos como si no existiera un mañana mientras Marc LaBelle ejercía de frontman con estudios avanzados. Viéndolo al frente los nombres de Robinson, Tyler o Jagger vienen a tu cabeza con el desparpajo y la energía extra que proporcionan la juventud. Y es que además a nivel compositivo son brillantes. Más de una banda vendería su alma al diablo por una dupla como “Heartbreaker” y “The Wire”. Y es que para decir que un tema como “Scars” me pareció lo más normalito del repertorio, implica que el nivel estaba muy alto. Si es que hasta se acordaron de Hendrix en su solo!
La esencia de Aerosmith se palpa en “Tied Up” en la que el público se dejó la garganta para acompañar a Dirty Honey en el estribillo. Y como tampoco intentan ocultar sus referentes son capaces de colocar después una excelente versión de “Last Child” de los Toxic Twins que robó el corazón del rockero más clásico. Si a estas alturas alguien aún miraba de forma incrédula lo que pasaba sobre el escenario, “No Warning” y “Down The Road” y su aroma a los Cuervos seguro que lo acabó de convencer.
Algo que dejaron claro es que la maquinaria no se ha detenido, y presentaron un par de temas de su futuro trabajo. “Ride On” es una de las fijas en su repertorio de esta gira, pero para el público de Barcelona tenían guardada la sorpresa de hacer debutar en vivo “Make Up Your Mind”. Dos temas que auguran una buena descarga de rock para el siguiente trabajo. Entre ambas recordaron al genio de Minneapolis con una versión hormonada de “Let ‘s go Crazy” que hizo bailar al más parado de la Sala Upload.
La fiesta no pintaba a detenerse sonando “California Dreamin’», con una banda absolutamente desatada. Sobre el escenario pudimos ver todos los ardides de viejo mago que se pueden ofrecer, pero que no dejan de maravillarnos con el prestigio. “Another Last Time” supone lo más cercano a una balada al uso, imprescindible a estas alturas para un pequeño respiro. Un pequeño paso atrás con la única intención de lanzarnos y tomar impulso antes del cierre con “When I’m Gone”. Entiendo quien me diga que temas así le recuerdan a Greta Van Fleet, y no les falta razón, las bases y esencias inspiradoras son las mismas. Pero habiendo visto ambos directos Dirty Honey se llevarían el combate a los puntos. Por suerte, los que besariamos la lona por KO seriamos el público tras el espectáculo.
Tras un breve descanso, el cuarteto volvió a salir a las tablas ataviados con sus respectivas camisetas del FC Barcelona con su logo impreso en el pecho. Como guinda del pastel, Dirty Honey nos dejó “Rolling 7s” con la que terminaron de vaciarse sobre y fuera del escenario. Porque en el momento de su solo, John Notto decidió hacer un poco de crowd surfing sobre las cabezas del público. Salieron victoriosos de su primera visita a Barcelona, y consiguieron que quién estuvo en la Sala Upload esa noche ya tenga el concierto de Dirty Honey en la lista de los posibles mejores conciertos del año.
Si, son capaces de fusilar a los grandes nombres clásicos del rock (como otras muchas nuevas bandas) pero aportarles un punto fresco. Ellos son el enésimo intento de llevar la contraria a quienes dicen que el rock está muerto. Creo que el concepto es erróneo. El rock sigue vivo como lo demuestran bandas como Dirty Honey, The Brew, The Answer o incluso Greta Van Fleet, por mencionar algunas. El problema está más bien en que parece que apenas hay relevo generacional en el público. La proporción entre gente joven y viejos rockeros que nunca mueren vence de manera significativa para los últimos. Empiezo a pensar que el concepto de “The Next Big Thing” es una utopía, pero por mi parte espero seguir viendo crecer bandas como estas y disfrutando de las demostraciones de fuerza y actitud.
Fotos: Desi Estévez
