Como muchas de las grandes crónicas de la historia de la música, la biografía de los Textones nace de un momento novelesco, de cuento, casi mitológico. El relato comienza cuando Carla Olson y Kathy Valentine (futura integrante de las The Go Go’s) lanzan una moneda al aire en su Texas natal para decidir si inician su aventura musical en New York o en Los Angeles: les sale L.A. , y el resto es historia.
El rol de Valentine será tan importante como efímero, ya que después de poner en marcha la banda abandonará el barco en 1980, una banda que desde el principio apuesta por ir incluyendo canciones propias e intentar destacar un poco más en la atiborrada escena angelina de grupos de bar. Auténticos pioneros (y no se les queda grande el adjetivo) de lo que después se llamará Americana , mezclan sin rubor New Wave y trazos punk con el Country Rock del Palomino y su amor por los Rolling Stones.
“Midnight Mission” (1984) es la perfecta síntesis del ideario de la banda, un perfecto melting pot con el Rock como punto de partida (con letras reales y nada amables con los USA de mediados de los 80’s) que les permite girar por los USA y Europa y que será aclamado por la crítica y por una fiel base de fans. Pero la falta de hits hará que la discográfica comience a perder interés en ellos.
“Cedar Creek” (1987), título prestado del nombre del rancho de su madre (que ilustra la portada), será un álbum de tono más crepuscular, con letras más personales y un aurea de “lo que pudo haber sido y no fue” que desembocará en la separación del grupo ese mismo año.
Figura a reivindicar y destacar, Carla Olson no solo brilló con su banda, sino que también contribuyó (de tú a tú) a reanimar carreras de leyendas como Gene Clark, Percy Sledge o Mick Taylor. Casi nada…
NO MUSIC. NO LIFE. PLAY IT LOUD, MUTHA! FUCK YOUR SPEAKERS. MAKE ART NOT FRIENDS. MUSIC IS MEDICINE
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