“And in the Darkness, Hearts Aglowes”, el último álbum de Weyes Blood y (de momento) cumbre creativa de una ejemplar discografía que cuando parece que toca techo escala otro peldaño, era la perfecta excusa para iniciar una gira europea con una más que lógica y merecida expectación.
Con el cartel de todo vendido en todas sus fechas, nos desplazamos a la mítica sala Le Trianon de París para comprobar el estado de forma de Natalie Mering (nombre humano de la diosa Weyes Blood) , y no defraudó, sino todo lo contrario : me enfrento a la complicada tarea de escribir la crónica de un concierto en que la belleza es tan extrema que corro el riesgo de quedarme corto.
Si teníamos dudas de que la banda de acompañamiento pudiera trasladar encima las tablas los mágicos y desbordantes sonidos registrados en el disco, rápidamente quedaron despejadas. Sobretodo gracias a un impecable “muro del sonido” que lo llenó todo, pero con tacto y cariño, sin estridencias ni altibajos.
Si teníamos la incertidumbre de en qué estado llegarían sus cuerdas vocales al otro lado del Atlántico, Natalie cantó como nadie y como nunca: una delicia para los sentidos tanto a nivel emocional y de intensidad como formal, impecable en su ejecución (qué difícil conseguir esta mezcla…!!!).
Si teníamos dudas de si se mostraría tímida e introvertida en el escenario , se exhibió totalmente arrolladora : sobradamente consciente de en qué punto de su carrera se encuentra, de que posee una personalidad tan única como intransferible, y de que tan incomparable solo nos vienen a la mente nombres como los de Joni Mitchell o Stevie Nicks.
Si hacíamos cábalas sobre la gestión de un repertorio tan profundo, lo solventó de manera tan natural como efectiva, repasando en casi su totalidad su última entrega (solo dejó fuera un par de canciones) y dedicándole el espacio suficiente a ese punto de inflexión en su carrera que fue “Titanic Rising”.
En pleno invierno, el sueño de una noche de verano. Una amalgama de sensaciones y emociones que me fascinaron y conmovieron, y que con el paso de los días adquieren aún mayor significado…
Fotos Noemí Pujolar.