Hoy, hablamos de otro artista perdido en el tiempo y que no está de más en reivindicar, J.J. Jackson: 127 kilos de puro soul…. Existen determinados artistas o discos que, aunque en su momento tuvieron éxito, acabaron injustamente sepultados en el más profundo de los olvidos, como es el caso de nuestro voluminoso protagonista: El gran J. J. Jackson. Jerome Louis Jackson (aka J. J. Jackson) nace en el Bronx (New York) en 1941.
Excelente compositor, dotado de una áspera voz, al estilo del gran Otis Redding, comienza su carrera en el mundo de la música como arreglista del músico de jazz Brother Jack McDuff y de artistas blues como Jimmy Witherspoon, además de contribuir al repertorio de grupos como The Shangri-las (suyos son los temas “Hate to say I told you so”, “It’s easier to cry” o “Long live our love”), Mary Wells, Inez Foxx o The Pretty Things.
Pero no es hasta mediados de los sesenta cuando ficha por un modesto sello neoyorkino llamado Calla Records, donde graba un puñado de singles y un excelente álbum a finales de 1966, titulado como su gran hit, “But it’s alright” con su banda, denominada de forma algo pomposa, “The Greatest Little Soul Band in the World”. También en ese año, a sugerencia de su manager, se traslada a vivir a Inglaterra, donde está surgiendo el llamado “Northern soul”, etiqueta bajo la que se agrupaban singles soul de artistas poco conocidos destinados a las pistas de baile de los clubs británicos.
¿Y qué nos encontramos en dicho trabajo? Pues éste da comienzo con “But it’s alright”, un clásico irrefutable y arrebatador del propio Jackson, con un acorde de guitarra, a modo de introducción, absolutamente pegadizo y reconocible, seguido de un medio tiempo desgarrador que le hubiese encajado como anillo al dedo al mítico James Carr, “Try me”.
A continuación, otro tema rítmico y abrasivo, “That ain’t right”. El disco nos concede un pequeño respiro con una relajada versión instrumental del clásico de Jimmy Reed, “You’ve got me dizzy” y una respetuosa adaptación del himno del gran Sam Cooke “A change is gonna come”, para finalizar la cara A con otro bombazo revienta-pistas y single de éxito, como fue “I dig girls”.
La cara B comienza con otro clasicazo cosecha del vocalista, “Come see me (I’m your man)”, que recuerda al Otis Redding más frenético y que fue un éxito en Inglaterra y Australia de la mano de los Pretty Things. “The stones that I throw” (tema compuesto por Robbie Robertson y publicado en single bajo el nombre de Levon & the Hawks) da paso a otra interpretación pasional donde JJ se vacía: “Give me back my love”.
El momento relax de este lado del vinilo viene representado por otra versión instrumental, “Ain’t too proud to beg” (clásico de los compositores Holland-Whitfield, que fue popularizada por The Temptations). La recta final es para la ardiente versión de un tema de Lou Rawls, “Love is a hurting thing”, seguido de otra composición infecciosa del propio Jackson, “Boogaloo Baby”, para rematar con la optimista y movida “Let it out”.
En 1969, Warner publicó el catálogo de Jackson, que volvió a gozar de una moderada repercusión. Desgraciadamente, aunque grabaría algún disco más, no volvería a saborear las mieles del éxito, pero siempre permanecerá en la memoria de los amantes del buen soul.
NO MUSIC. NO LIFE. PLAY IT LOUD, MUTHA! FUCK YOUR SPEAKERS. MAKE ART NOT FRIENDS. MUSIC IS MEDICINE
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