Last Night in Soho (2021) de Edward Wright construye un thriller psicológico espacio temporal en la estela de Repulsión de Polanski
A partir de la interacción de los roles interpretados por dos actrices y de una dualidad geográfica pasada por el filtro sobrenatural, teñida de rojo Slaher’, y con deriva ‘ Low Fantasy ‘, se articula el nuevo film de Wright: el primer postulado interesa la relación simbiótica que se establece entre ambas, que amenaza con transmutarlas en Doppelgänger de una y otra en lo que parece una variante de las ideas de intercambio cronológico y existecial expuestas en la novela «Las Diez mil puertas de Enero» de Alix Arrow, solo que sustituyendo el libro prodigioso que abre las puertas del viaje hacia situaciones del pasado por un’ pick- up ‘tocadiscos.
El segundo opone el Londres actual con los años de esplendor del ‘Mersey Beat‘ sesentero investigando la sociología de ambas épocas: clubs nocturnos, pubs, relaciones interpersonales conflictivas (se hace hincapié en el’ Bullying’ ,el acoso sexual y, sobre todo, en las servidumbres a las que se ven sometidas las aspirantes al éxito artístico- leitmotiv presente en toda la película-) y otros temáticas sociales que se confrontan en un insólito intercambio intergeneracional que construyen el relato ‘coming – of -age’ de las juventudes de las protagonistas unidas por una empatía que llega a borrar las fronteras entre las individualidades de una y otra, entroncando con la propuesta mágico- sobrenatural que propone Wright.
En esa apuesta, destaca la pulsión entre lo nostálgico y lo laudatorio que busca la recreación voluptuosa de la década de los 60s : decorados exuberantes, mimo preciosista en la elección de una banda sonora plagada de ‘ hits’ musicales cuyas letras aportan información inherente a la trama presentada, o, con acierto especial, la utilización de un calculado y espectacular cartelismo que invade tanto los lugares elegidos para la filmación como en el ‘Artwork’ presentado a la hora de promocionar la cinta ;esta ambiciosa iniciativa impulsa el concurso de varios artistas gráficos contemporáneos de entre los cuales fueron seleccionados cuatro que llamaron poderosamente la atención del propio Wright y de los mandamases de ‘Focus Features’, empresa que junto a la Universal se dedica a distribuir el film , artífices del enfoque retrospectivo que tanto encandila a muchos ,a pesar de que buena parte de estos se haya detenido en una de las obras presentada.
CINEMÁTICA ESPECULAR; ESTÉTICA VOLUPTUOSA
En el desarrollo de la trama y como gran recurso narrativo, la presentación de trucos con espejos va a destilar un manierismo estético que se encuentra dentro de las mejores puestas en escena que haya logrado Wright: a través del espejo es un libro de Lewis Carroll que me viene a la mente cuando enlazo el portal dimensional que viaja al pasado, y que a su vez podría extenderse a esa relación mimética de dos personas que parecen unidas como siamesas por una superficie refractante .Se trata de una resolución imaginativa que alternativamente logra fundir sus identidades, en lo cual estriba el eje central de toda la obra.
MERSEYBEAT DE MARQUESINAS RADIANTES FRENTE A CALLEJONES ESPECTRALES : EL OSCURO FULGOR DEL LONDRES DE AYER Y DE HOY
«Esto es Londres y en cada calle, habitación o pub ha muerto alguien» dice Diana Riggs a una meliflua y todavía ingenua Thomasin McKenzie que comienza a sentir el pánico consubstancial a sus incursiones nocturnas espacio- temporales que cada vez se tornan más macabras; esta frase que sirve de exordio de los sucesos, nunca estará mejor dicha ,ya que inesperadamente incluye los ‘sets ‘de rodaje del film dado que la veterana actriz murió poco después de finalizar su rodaje; habría que añadir que este óbito no ha sido el único que se ha producido dentro del cast femenino del film: lamentablemente hay que añadir el nombre de la actriz Margaret Ann Nolan, famosa por su participación en ‘Goldfinger’ y en la franquicia cómica ‘Carry on’. Es la línea de diálogo que repercute en la mente del espectador atento para acompañar un recorrido fílmico que va del ampuloso esplendor de los ‘Night s Clubs’ más selectos hasta los recovecos sórdidos en los cuales trasnocha su envés oscuro; ‘ strippers’ desgastadas por el trasiego de las horas extras que dedican a ejercer la prostitución se dan la mano con truhanes de poca monta o con todo tipo de canallas, proxenetas, policías» Don juanes» de trasiego narcisista y, cómo no, los sempiternos productores y peces gordos de la industria del espectáculo que exigen su derecho de pernada a las aspirantes a estrella que buscan reconocimiento .Estos personajes deambulan por lugares emblemáticos e históricos de ese Londres retratado por Wright.
El legendario ‘Toucan ‘situado en pleno corazón del Soho y en la calle Carlisle – he tenido la oportunidad de visitarlo varias veces-, o el Grand Café de París ( mítico cabaret que en la década de los 20s impulsó el ‘Charlestón’ en Londres, y que destaca por haber ofrecido en exclusiva actuaciones de Marlene Dietrich); lugares que se enfrentan a la extinción, la más especulativa y crematística gentifricacion que amenaza con barrer ese pasado glorioso que, y este me parece otro de los logros del film, Wright pretende rescatar de las zarpas del emporio del ‘Fast Food’,la eclosión de las Barberías para ‘Hipster’ o la más que dudosa elevación del arquiler. Un Londres que se abre paso desde las estancias que ocupa el personaje de McKenzie en el siglo XXI,pero que conservan la patina sesentera que tanto la cautiva; provista de artilugios y enseres que antes de mostrar un aspecto enmohecido parecen acumular un polvo inusual que parece revestido con el encanto del viejo ‘Technicolor’; un fulgor de disparos de medianoche que a sus ojos cobran el aspecto subyugante de fuegos artificiales que le franquean la puerta dimensional que le transporta a la década que marca su estilo como diseñadora de modas en un futuro con el cual no se identifica.
Visión candorosa de una forma de vida idealizada que más pronto que tarde dará unos cuantos giros inquietantes al contacto con el rol que asume Anya Taylor-Joy , ambiciosa’ Daredevil’ que reta frontalmente a la ‘impersonator’ de Cilla Black,estrella rutilante y máximo exponente femenino del llamado ‘Merseybeat ‘que desde las orillas del río Mersey de Liverpool arriba traduciendo los hallazgos aportados por los compositores norteamericanos que marcaron tendencia con sus innovaciones melódicas desde el interior – y en ocasiones en la azotea -del ‘ Brill Building’ (edificio que servirá de punta de lanza de un estilo que, tomando el inmueble como estandarte ,irradiará su influencia por todo el mundo, influyendo en la moda y forma de vida de su generación, a partir de las composiciones de maestros como Burt Bacharah) que en el Londres de principios de los 60s se decantará por una corriente de Pop Barroco que fue la respuesta británica a la brillante carrera comercial, traducida en infinidad de ‘ Hits’,de la cantante proveniente del Brooklin neoyorquino Lesliey Gore.
Un’ Mersey Beat’ zigzagueante que emulsiona las elipsis de una trama que sube y baja reptando por el presente y el pasado mezclando melodías trepadoras que engarzan brillantemente con la lograda estética visual del film. Un ‘Mersey Beat’ pre- psicodelia- corriente que parece no interesar a Wright a pesar de ser la más definitoria de los 60s- que deja a un lado los clamores de las ’24 hours in Technicolor Dream’ ( evento lisérgico- musical anterior a’ Woodstock’ que va a impulsar definitivamente las carreras de grupos y solistas como Pink Floyd, Soft Machine, Move , Dave Russell, Creation o John Fahey, y que no se priva de incorporar el talento importado de Frank Zappa y hasta de la mismísima Velvet Underground – aunque claro, estos tomaban drogas diferentes y no cuadran ,a pesar de su calidad ,en el concepto del evento, por no hablar de Zappa, que si bien si encaja en el mismo ,no las consumía- ),y que sin embargo incorpora a su ‘ Soundtrack’ intérpretes que serán definitivos en la llamada ‘British Invation’ que arribará en U.S.A en esa época: los Searchers o el duo Peter and Gordon (lograron multiventas internacionales con su popular ‘ A world without Love).
Banda sonora que también incluye a los mastodónticos Who y a los no menos gigantescos Kinks ,y hasta a Graham Bond (este si que estuvo en las ‘ 24 Hours Technicolor Dream’ al igual que los Who), pero que se decanta con exceso por el cariz más comercial que incorpora el mega hit eurovisivo de la descalza Sandie Shaw;su ‘ Puppet onnthe String’ va ha arropar una de las escenas clave de la cinta. En cuanto a la elección del título, este vendrá dado por la canción homónima lanzada por Dave Dee, DozyBeack, Mick and Tich, un relamido grupo que va a pasar del ‘Beat ‘al ‘Sunshine Pop’ hasta una reinterpretación edulcorada y espuria que biodegrada los sonidos lisérgicos y que siempre me provoca dentera (personalmente creo que la inclusión de este pestiño obedece a lo evocador de su enunciado antes que a sus » dotes» musicales).El álbum del film incluye su parcela ‘ Swinig London’ añadiendo los nombres de Dusty Springfield y Petula Clark ( también presente en otra secuencia clave), y desde el lado’ Yankee’, la imponente figura de Burt Bacharah ( como antes dije,el influjo del ‘ Brill Building’ es alargado). Esto en cuanto a las escenas retrospectivas, pero la sorpresa definitiva será introducida por la sonoridad de un viejo éxito ochentero de Sioxie and The Banshees, «Happy House»,que inopinadamente suena de fondo en el contexto de una fiesta de ‘Halloween ‘fechada en época actual .En definitiva, un listado que me parece coherente con los gustos de Wright y que ilustra convincentemente con las ambiciones de su obra, pero que en mi opinión adolece de temas carismáticos que las escenas espectrales y sanguinolentas del mismo.
REPULSIÓN: EL CLARO REFERENTE
Observando el talante psicológico de la protagonista del film de Polanski, Carol Ledoux, podemos obtener connotaciones obvias con las protagonistas del film de Wright. Esos rasgos en un principio medrosos y cohibidos que caracterizan el rol interpretado por Deneuve, son equiparables a los exhibidos inicialmente en la interpretación de Thomasin McKenzie; yendo hacia lo extremo y teniendo en cuenta la perturbación mental que va a experimentar Ledoux, se podría encontrar concomitancias en el alter ego de esta encarnado por Ann Taylor-Joy: la fobia ( Repulsión!!) ante lo masculino y ese paradójico encanto y atracción que, sin embargo, le provoca y que se intuye en el personaje, me parece directamente extraído del film de Polanski.
Por otra parte , también es coincidente en la relevancia que la habitación de la protagonista (s) adquiere en la evolución argumentales: funciona como Sancta Sanctorun y lugar apacible donde refugiar sus fobias, hasta que llega el momento en el cual se convierte en un lugar amenazador que proyecta su malestar psíquico. Por último, perentoriamente, son muchos los planos, secuencias y recursos visuales los que evocan el film del cineasta polaco.
CONCLUSION
En suma me parece un producto que dentro de los parámetros del ‘Mainstream’ aporta una buena dosis de calidad artística que lo hace merecedor de competir en festivales de fantástico que se nutren de una programación más selecta y, en ocasiones, son la fuente principal de difusión de propuestas arriesgadas, aún creyendo que no de la talla para obtener un puesto en el palmarés. Una cinta de narrativa dinámica – y con eso no me refiero a la manida dicotomía lento- rápido que hace que muchos se priven de grandes obras-que logra embriagar la molesta sensación de ‘Déjà vu’ provocando delectación en su sentido homenaje a la década prodigiosa. Y que además sirve como agente exhumador en el necesario tributo a tres grandes de la era recreada: en la parte masculino está el señor Terence Stamp; en la femenina las finadas Dianna Rigg y la no menos interesante Margaret Ann Nolan. Ni que decir tendría que la aportación del dueto de actrices jóvenes es también extraordinario.
Texto por Manuel Cova Tenard.