La mítica banda newyorkina The Fuzztones supo elevar la temperatura de la Sala Upload a golpe de actitud y buen garage rock.
Ni el frío ni la lluvia impidieron que la sala Upload se llenara hasta arriba para recibir a The Fuzztones, una de las leyendas del garage rock. Cuarenta años de trayectoria sin bajarse de las tablas. Toda una trayectoria de largo recorrido que comenzó en la mítica CBGB, donde picaron piedra hasta hacerse un nombre en la escena. Tras dejarse la piel en mil y un escenarios del mundo, la gira de presentación de “Encore” recorría seis ciudades españolas. Seis oportunidades para disfrutar del Garage Rock más sudoroso y gamberro. Seis citas que conformaban los actos de celebración del décimo aniversario de A Wamba Buluba Club. Y visto el resultado, doy fe que fue por todo lo alto.
Los encargados de calentar el ambiente fueron Sinciders y su punk rock directo y sin tapujos. Un quinteto hecho para el directo, capaces de transmitir y llevar al público su potente sonido. Comenzando por su frontman Sardi al que no le duelen prendas para acercarse a las primeras filas para ofrecer lo mejor de su repertorio de trucos mientras se deja la garganta. La banda suena como un verdadero cañón. Rápidos, duros y contundentes pretenden volarte la cabeza con cada uno de los temas desde el inicio instrumental “Synesthesic Sensibilities”.
Con su autoproducido “Supermegafuck” entre ceja y ceja, desgranaron cada tema hasta convencer al público de que debía formar parte de su colección. El punto teatral en “Devil From The Bathroom” hizo que apareciera el mismísimo diablo en el escenario. El calor generado y un final recordando a Dead Kennedys con “Too Drunk Too Fuck” convirtió el escenario de la Sala Upload en el mejor de los infiernos.
Cuando las brasas aún estaban vivas por el paso de Sinciders y las dos Vox Phantom que forman parte del imaginario de The Fuzztones presentes, en el escenario hubo un elemento inesperado. Una cámara 360º estaba a punto para recoger la descarga de los neoyorkinos. “Blues Theme” sirvió de intro a la entrada de Rudi Protrudi, momento en que la Upload le brindó la primera de las ovaciones. A pesar de la lista de músicos que le han acompañado en las últimas décadas es interminable, parecía que los teclados eran cosa de Lana Loveland. Sin embargo, fue Nico Secondini el que dió mucho juego durante todo el concierto con sus colchones sonoros.
Vestido de negro y con gafas de sol no tardó en colgarse su icónica guitarra que apenas soltaría en el resto del show. Los sonidos más duros de los sesenta se hicieron presentes en el repertorio de The Fuzztones. Presentando sus credenciales recordaron a los padres del garage rock. Sonaron temas de Question Mark & The Mysterians (“Girl, You Captivate Me”), The Haunted (“1-2-5”), Davie Allan & the Arrows (la inicial “Blues theme”) que se intercalaban entre el material propio. Repasaron de manera bastante generosa los cuarenta años de carrera y lo hicieron de manera muy intensa.
Porque Protrudi es una bestia escénica que parece no tener nunca suficiente y que no contempla el hecho de estar parado frente al micrófono. Tiró de melodías de armónica, panderetas, buscó el contacto de cada uno de sus compañeros de banda, dedicó solos de guitarra, se lanzó por el suelo e hizo eyacular una cerveza durante «Strychnine» ante el delirio de las primeras filas… La cantidad de estímulos visuales y auditivos que pudimos ver hizo que el concierto se pasara en un suspiro.
Y todo ello mientras desgranaban temas como “I Never Knew”, “Bad News Travels Fast”, “Ward 81” o “Johnson In a Headlock”. En ningún momento escondieron los excesos del pasado dedicando temas a fármacos y drogas como “Psilocybe”, con ese sabor a The Doors, o “Romilar D”. Y es que Protrudi es zorro viejo con muchos tiros pegados y poco le importa que una chica del público venga con su padre para flirtear con ella. Genio y figura hasta la sepultura que dicen. Con un trepidante medley pusieron el primer punto y seguido a su actuación.
Poco tuvimos que esperar hasta que The Fuzztones volviera a salir. El tramo final sirvió para reivindicar otro par de bandas como fueron Johnny & the Shy Guys con “Black Lightening Light” en la que se pudo apreciar la esencia que Monster Magnet ha perpetuado. Fue el tema más psicodélico de la velada, en el que el batería tuvo su particular performance mientras la banda se dejaba llevar por efectos, ambientes y desarrollos. La locura que supuso terminar con “Strychnine” de The Sonics acabó por poner patas arriba la sala y nos dejó la icónica imagen de las dos guitarras cruzadas que The Fuzztones ha hecho suya.
Visto lo visto sobre el escenario, no me extrañaría que Protrudi sea capaz de llevar a The Fuzztones a celebrar su cincuenta aniversario. Y con ellos muchos de los que estábamos en la sala Upload. Por mi parte reconozco que han sido un descubrimiento que ha llegado cuarenta años tarde, pero que hizo que valiera la pena salir de debajo de la manta y remojarse para disfrutar de Sinciders y The Fuzztones.