Pablo Solo, delirio eléctrico en Madrid

   Pablo Solo estuvo Muy Bien. Acompañado anoche durante el vibrante concierto que ofreció en la sala Cadavra, guinda de su minigira norteña que desembarcó en un Madrid expectante. Y estuvo muy arropado no solo por la nutrida cofradía cántabra que contribuyó a abarrotar la sala, sino por el espectáculo de una compenetración musical perfecta con Moses Rubin (guitarra); Fernando Bolado (bajo y con antecedentes en Los Puzzles o Los Estanques), y el cumpleañero Íñigo Pilatti (batería), confabulados los cuatro en un empeño de creciente emoción, cuya recta final fueron cuatro piezas de deslumbrante y envolvente belleza, aupada por unos coros que son seña relevante de identidad grupal en el sonido alcanzado.
 
Pablo-Solo.Cadavra.310323.19
 
   Repasaron durante hora y media el disco Alondras (castigado por el confinamiento pandémico) y el más reciente Solo Sings Simon (colaboración de altos vuelos con John Simon, octogenario productor de The Band y otras leyendas para la eternidad). Curiosamente Pablo Solo también se mezcló con músicos muy veteranos durante el homenaje que se dispensó a Malcolm Scarpa hace dos meses, y no parece casual que luciera una chapita de aquel encuentro de treintañeros y septuagenarios en su pantalón de peto.
La firmeza rítmica de la banda ofreció el escenario perfecto para el lucimiento de una voz capaz de conmover a las piedras o las cuerdas de un Rubin en estado de gracia. Entre los instantes sublimes, el entrelazamiento de aullidos y punteos en armoniosa improvisación. Una sesión festiva con ribetes de venganza por lo que la pandemia intentó arrebatarnos y no ha podido: que nos quiten lo escuchao.
 

 
Texto: Miguel López. Fotos y Videos: Ana Hortelano
 
 
 
 
 

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