Dos meses sin caer una gota en la ciudad condal y a cuatro horas de empezar el concierto ni siquiera la Creedence era capaz de predecir quién iba a parar esa lluvia. Nada mejor que una tormenta para acrecentar un poco más el caos del acceso al Estadi Olímpic. Algo que en absoluto impidió que la gente subiera en peregrinación bajo el intenso aguacero para ver a Bruce Springsteen. La noche del viernes había sido catalogada de antológica, increíble, mágica, así que el listón para el concierto del Domingo estaba alto. ¿Sería capaz la maquinaria de la E Street Band superarlo? Un concierto bajo la lluvia siempre le da un tinte épico al asunto, pero la naturaleza decidió dejar la balanza a expensas sólo de lo humano.
Faltaban cinco minutos para las nueve cuando los músicos salían al escenario en riguroso orden jerárquico. Y como siempre, él cerrando la comitiva. Bruce saludó al respetable con los clásicos “Hola Barcelona, hola Catalunya!”. Y a renglón seguido su mítico conteo para dar inicio al primero de los cambios respecto al viernes. Fue “My Love Will Not Let You Down” la encargada de abrir el concierto, como lo hizo en el 99 cuando se produjo la reunión de Bruce con los chicos de la calle E. En el mundo Springsteen puede ser casualidad, pero creo que hay más intención de lo que podría parecer. Durante los siguientes temas no hubo sitio para la improvisación. ese primer cambio daba esperanzas a algunos a pensar que en Europa se liberaría de ese corsé y se saltaría el guion establecido.
Pero no, fiel a la idea anunciada para esta gira, Springsteen fue desgranando los temas del viernes en el mismo orden. El inicio con el descarte del “Born In The USA” sacó de la lista “Candy ‘s Room”. “Human Touch” fue reemplazada por “Trapped”. “Johnny 99” se coló entre “Mary ‘s Place” y “The E Street Shuffle” (¡qué gran acierto que sea fija!) para sustituir a “Pay Me My Money Down”. A partir de aquí todo siguió igual, aunque mi percepción era que había un punto más de intensidad que el viernes. Imagino que siendo el primer día y con el Covid reciente decidió ver hasta dónde podía ofrecer y el domingo ya se liberó de esas cargas.
Algo tuvo de eso tuvo que haber cuando decidió añadir un tema como “Ramrod” a los bises, aunque lejos de los eternos reprises y del momento “Boss Time” de otras giras en el que lo alargaban hasta la extenuación. Esta vez pude comprobar desde la grada como se puede coordinar el público para formar un oleaje perfecto con los brazos durante “Bobby Jean”. O como suena “Thunder Road” en la garganta de los 60000 asistentes a los que Bruce nos cedió el micrófono. No todo era perfecto, así como el viernes, desde el pit, el silencio durante “Last Man Standing” parecía sepulcral, desde la grada la magia de ese momento se rompía. El domingo no hubo invitados en el escenario, pero sí la más discreta presencia de Tom Hanks y Rita Wilson en la zona VIP. Ni siquiera volvió a subir Patti Scialfa al escenario, en una decisión que se me hace extraña.
En definitiva, una nueva descarga que quedará en la memoria. Otra excusa más para plantearse perderse en Europa y disfrutar de otro concierto más de Springsteen, aunque toque exactamente lo mismo. Porque a fin de cuentas el de New Jersey ha sido capaz de trascender en la gente y en los seguidores más allá de la música. Y lo ha conseguido sin pirotecnia, grandes montajes ni trampantojos. Es capaz de conseguir que su concierto sea una experiencia en la que te sientas especial con pequeños detalles. Y todo eso con una banda sonora excepcional sean cuales sean las piezas que formen parte del repertorio. Se que nuestros caminos se volverán a cruzar, y seguro que será más en la carretera que en esos sueños con los que despide los conciertos de esta gira.
PD: Tras tres horas de concierto al que se me hace muy difícil ponerle “peros” objetivos. Ni tengo la más mínima duda de que a esta gira le queda otro paso por Europa durante 2024. Y convencido estoy de que alguien adicto al trabajo como Springsteen ni siquiera considera esto una despedida como dicen en redes y medios. Sorprende también escuchar de boca de presuntos estudiosos y expertos en Bruce Springsteen, comentarios negativos sobre los subtítulos en catalán de algunos temas. O que no hiciera proclamas a España siendo los únicos conciertos en territorio nacional, insinuando que “ha sido engañado/manipulado/inducido/presionado para hacer lo que hizo».
¿En serio? Imagino que es una manera burda y zafia de ganar protagonismo aprovechando el tirón de su “admirado” artista. Porque a poco que hayas seguido a Springsteen sabes que está muy bien asesorado. Alguien que durante la gira de 2009 se dedicó a iniciar cada concierto con un tema representativo de la zona dudo que haya hecho algo por presiones. Desde que lo he visto y seguido, lo he oído esforzarse en hablar en el idioma que sea. Si esos detalles territoriales molestan, quizás el problema no esté en quien los hace sino en quién se ofende.
Fotos Javier Naranjo y Sergio Leiva.
