Ecstatic Vision en Madrid: Rock de Alto Voltaje

Foto: Jessica Jacobsen

Anoche en la madrileña Sala Silikona, un 15 de mayo que marcó el final de las fiestas de San Isidro, una banda de Filadelfia llamada Ecstatic Vision creó un ambiente de rock espacial psicodélico cargado de toneladas de energía, dejándose todo sobre el escenario. De hecho, salían descargas eléctricas hasta del propio micrófono, que tuvo que ser tapado apresuradamente con un calcetín para que el cantante pudiera continuar.

Last night, Ecstatic Vision, a Philadelphia-based foursome who are right in the middle of a jam-packed month-and-a-half of shows, filled Madrid’s Silikona stage with psychedelic space rock of the highest voltage. In fact, even sparks flew from the microphone, literally shocking the singer. A technician hurried up to the stage with a make-shift solution – a sock to cover the mic – and, before anyone could react, the show went on… more ‘electric’ than ever.

Doug Sabolick, el frontman y guitarrista, tiene una presencia escénica brutal que alternaba entre una versión más joven de Iggy Pop y un tío con el que te encantaría ir a tomar algo. De hecho, en mitad de una canción, de repente, bajó a abrazarse con gran parte del público que allí estábamos.

Frontman and guitarist Doug Sabolick has a brutal stage presence that alternates between a younger version of Iggy Pop and a guy you’d love to hang out with over a couple of beers. In fact, in the middle of one of their songs, Sabolick suddenly came down to the pit and started shaking hands with and hugging some of the crowd members.
Foto: Jessica Jacobsen

En verdad, hubo varios momentos que nos dejaron alucinados. Durante el segundo tema, por ejemplo, Sabolick (con ese micro tapado con el calcetín), se revolcó por el suelo de la sala con Kevin Nickles, mientras éste hacia un solo con su saxo. El multi-instrumentalista no solo tocaba el saxo; también la flauta y la guitarra, que, casualmente, durante uno de los últimos temas, la dejó a un tipo en primera fila para que la sujetara, antes de arrodillarse en el suelo y empezar a distorsionar con un pedal. Espera. ¿Un pedal también cuenta como instrumento?

Foto: Jessica Jacobsen
But that wasn’t the only off-the-wall moment of the show that had us worshipping them. For example, during the second song of the set, Sabolick (sock-covered mic in hand), pulled Kevin Nickles, who at the time had just started playing a solo on his saxophone, down to where the crowd was jumping around and they both started rolling around on the floor, sax solo intact. When multi-instrumentalist Nickles wasn’t playing his sax or a flute, he would pull out a guitar, which, during one of the last songs, he handed over to a guy in the front row before picking up a pedal, which he used to create even more distortion. Wait… Does a pedal count as an instrument?

Y luego tenemos la sección rítmica de Ecstatic Vision, que hace mucho más que proporcionar una referencia rítmica y armónica para la banda. Su base rítmica sustentaba cada canción, por un lado, Ricky Kulp a la batería, con sus golpes inagotables y espectaculares y, por otro, Michael Field Connor, quien nos dejó boquiabiertos con sus líneas de bajo (muy Grand Funk Railroad) que llenaban de forma magistral todos los huecos, incluso cuando las dos guitarras estuviesen silenciadas en el suelo mientras Doug y Kevin daban rienda suelta a distorsiones, contoneos, armónicas, saxos, flautas y locuras varias.

And then we have Ecstatic Vision’s rhythm section – so much more than just a rhythmic and harmonic reference. Ricky Kulp, a tireless, dynamic force behind the kit, sustained the pulse of the band, while we couldn’t take our eyes (or ears) off Michael Field Connor with his very Grand Funk Railroad bass lines that masterfully filled all the gaps. These two created a solid foundation for each song, sometimes even when the two guitars were silent, laying on the stage floor, while Doug and Kevin discharged distortion and musical havoc with their harmonicas, saxes, flutes and stage antics.

La pena fue que éramos sólo unas 30 personas (muchas caras conocidas, muchos de los de siempre), pero el grupo actuó como si estuviera delante de 1000 (cosa que es más habitual para ellos). De hecho, hablando con ellos después, nos decían que preferían tocar para pocos y ver que lo estábamos disfrutando a tope, que estar delante de miles que no sienten su música; cosa que fue evidente en su actuación en el famoso festival Dunajam el año pasado. Los afortunados que presencian la magia de esos directos ‘clandestinos’ en lugares maravillosos son pocos, pero tienen una verdadera pasión por la música, igual que los músicos que son elegidos para participar en el exclusivo festival.

The only let-down of the night was the fact that there were only about 30 of us in the crowd (lots of familiar faces; the ‘usuals’). But that didn’t stop these exceptional professionals from playing as if they were in front of a crowd of thousands (which is actually more common for them). In fact, speaking with them afterwards, they told us that they would rather play for a few people who were obviously really into the show, than in front of a huge crowd that didn’t seem to feel their music. The graphic (and sonic) evidence of that statement can be seen in their performance at last year’s famous Dunajam. Only a few are lucky enough to witness the magic of those underground shows, surrounded by some of the world’s most amazing natural backdrops, but those few have a true passion for music, just like the musicians who are chosen to participate in the exclusive festival each year.

Es una pasada cuando ves que una banda disfruta con lo que hace como Ecstatic Vision. Forma parte del encanto de ir a ver los músicos en directo. A ver si la próxima vez que pasen por España, llenemos las salas para recibirlos como se merecen.

Seeing a band that enjoys what they do as much as Ecstatic Vision obviously does is awe-inspiring. It’s part of the reason we buy tickets and go to see live shows. I just hope that the next time these guys come to Spain, the venues are packed with crowds who cheer them on like they deserve.

Texto: Jessica Jacobsen & Rafael Pajares

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