La banda californiana Eels volvió en plena forma a la ciudad condal tras cuatro años en el obligado dique seco y dos aplazamientos.
Aunque parece que el número de giras pospuestas por la pandemia no termina de llegar a cero, lentamente se recupera la sensación de normalidad. La banda californiana fue una de las numerosas damnificadas que tuvieron que dejar sus fechas de 2022 para otro momento. Y ese día llegó al fin con el cartel de entradas agotadas asomando por la taquilla de Razzmatazz. Eels tenía claro que la presentación del nuevo “Extreme Witchcraft” tendría el apoyo merecido por parte de sus seguidores. Eso sin olvidar que su anterior trabajo “Earth To Dora” se quedó sin la posibilidad de salir a la carretera. Cierto es que los años de máxima creatividad de Mark Oliver Everett empiezan a quedar atrás.
Ha sido capaz de trabajos tan brillantes como “Beautiful Freak”, “Electro-Shock Blues”, o encadenar una trilogía tan sólida como “Hombre Lobo”, “End Times” y “Tomorrow Morning”. Cierto es que los últimos discos de Eels contienen buenas canciones, pero parecen creadas desde un cierto acomodo de estilo. Solo quedaba saber si eran capaces de encajar en el directo. Esa es otra de las facetas que siempre ha caracterizado a Eels. Gira tras gira han sido capaces de reinventarse cada vez que tenían que subirse a un escenario. Era el momento de desvelar todas esas dudas.
La tarde comenzó con una sorpresa mayúscula. El encargado de posponer esta gira fue el mismo protagonista que dejó a Billie Marteen fuera de juego a horas de subir al escenario. En su lugar, la organización nos regaló la oportunidad de disfrutar de la excelente voz de Tori Sparks. Poco le importó que apenas hubiera una cincuentena de personas frente al escenario. Con tan sólo una guitarra y su voz fue capaz de llamar la atención de quienes no esperaban verla allí encima. Aprovechó bien su tiempo para repartir buenas canciones, como “Little Wars” o “Leaving Side Of Love”, y simpatía a raudales. Tras “Mama” llegó la merecida ovación por parte de una Sala Razzmatazz que empezaba a verse llena.
Pasaban diez minutos de las ocho cuando Mark Oliver Everett y sus chicos salían al escenario mientras sonaba una destartalada versión del “Also Sprach Zarathustra”. Vestidos como si formaran parte de una Big Band de los 40, se despacharon con tres temas de “Extreme Witchcraft”. Entre medio, versiones de Small Faces (“Watcha Gonna Do About It”) y NRBQ (“Me And The Boys”) que dejaron ver que Eels estaban allí para pasarlo bien y hacer disfrutar al público. El repertorio siguió por su más reciente presente con “Anything For Boo”, la primera de las seis canciones que representaron “Earth To Dora”.
Pero tantos años de carrera implica tener muchos discos que repasar. Con “Jeannie ‘s Diary” y “3 Speed” empezaron a recorrer sus trabajos anteriores. Empezaba a quedar claro que la propuesta de Eels para esta gira abandonaba la innovación y los cambios a los que nos tenía acostumbrados. Lo que no se ha perdido es el sentido del humor. Durante todo el concierto cuando alguno de los miembros llegaba al objetivo de ejercicio físico, lo proyectaban sobre el telón y toda la sala aplaudía enfervorecida. Lejos del frenesí de otras giras, los temas sonaban más relajados como “I Need Some Sleep” , “I’m a Motherfucker” o “The Deconstruction”. Pero Mr E aún sabe lo que es rockear como lo hizo con “Dog Faced Boy”. O aunando “My Beloved Monster” bajo los acordes de “You Really Got Me” de The Kinks, haciendo que suene más potente.
Tras una pequeña performance, pudimos comprobar como The Chet además de tocar la guitarra de manera excelsa es capaz de defender un tema como “Drummer Boy” en las voces. Eels nunca ha sido una banda multitudinaria, pero sí que es cierto que “Novocaine For The Soul” y “I Like Birds” fueron en su día temas que llegó a tararear todo el mundo y eso se notó en el público que llenaba Razzmatazz. Terminaron el bloque principal con “Baby Let ‘s Make It Real” con la que abandonaron brevemente el escenario.
La vuelta vino de la mano de “Friendly Ghost” y de una excelsa versión de “Last Stop: This town” en la que Eels dejó claro que son capaces de complicarse la vida en las composiciones por suerte para nosotros. Aun se pudo disfrutar de una segunda tanda de bises con “Earth To Dora”, “Wonderful, Glorious” y una versión de “God Gave Rock And Roll To You” de Argent para finalizar el concierto casi a modo de misa gospel rock.
Es cierto que en esta gira, Eels ha ofrecido un concierto más a la vieja usanza, pero también es verdad que veníamos de dos años en los que las bandas no han podido salir a defender su trabajo en el medio que más les gusta. Así que es normal que hayan querido salir de gira sin otra intención que tocar en directo y volver a tener esas sensaciones antes de subir al escenario. Estoy convencido que en todo este tiempo no han sido sólo las canas de su barba lo que ha crecido en Mark Oliver Everett. Estoy seguro de que su inquieta mente ya está sopesando alguna otra idea loca que ofrecernos en su próxima gira.
Fotos: Sergio Leiva
