La sureña historia de Atlanta Rhythm Section: entre la espada y la pared

Atlanta Rhythm Section Champagne Jam disco review

Atlanta Rhythm Section (también conocidos por ARS) constituyen una “rara avis” dentro del amplio espectro de bandas de Southern Rock. Músicos de sesión reclutados por Buddy Buie (intuitivo catalizador de talentos y clarividente visionario) que a menudo fueron acusados de blandos por el sector más sectario del aficionado sureño, pero que supieron evolucionar de un sonido más placido y reposado a uno más intenso y contundente, desarrollando largas jams en directo para consolidarse a finales de los 70’s como uno de los grupos con mayor éxito del género. Pero hasta alcanzar el amplio reconocimiento de crítica y público tuvieron que recorrer un largo camino lleno de decepciones, desengaños y mucho trabajo duro.

Desde que es un chaval en Alabama Buie tiene claro que no posee las aptitudes necesarias para cantar o tocar un instrumento en directo, pero como si de un artista renacentista se tratara se pone a escribir canciones al mismo tiempo que ejerce de promotor de conciertos, productor musical y mánager. Es precisamente representando a Roy Orbison cuando contrata a The Candymen (donde militan el cantante Rodney Justo, el teclista Dean Daughtry y el batería Robert Nix, futuros integrantes de ARS) como banda de acompañamiento de “The Big O”, del que se separan al cabo de un tiempo en busca de un mayor protagonismo, editando un par de elepés de moderada fama regional.

Buie también colabora con Classics IV, un combo que cuenta con el guitarrista J. R. Cobb entre sus filas y que produce exitosas canciones como “Spooky”, “Traces” o “Stormy” (esta última versionada entre otros por Carlos Santana en su disco “Inner Secrets” de 1978).

Cansado de las normas y restricciones de los estudios de grabación de la zona decide asociarse con el mismo J. R. Cobb, el ingeniero Rodney Mills (pieza clave en la consecución y posterior desarrollo del sonido clásico de ARS) y el publicista musical Bill Lowery para construir Studio One. Situado en la pequeña localidad de Doraville, cerca de Atlanta, al fin podrá llevar a cabo su “misión divina”: la formación de un grupo propio con el que conquistar al público americano. Para completar la banda titular del estudio se hará con los servicios del bajista Paul Goddard y el guitarrista Barry Bailey, que militaban por entonces en Joint Effort. Inaugurado en 1970, por Studio One pasarán centenares de grupos y solistas, desde primeras espadas del rock sureño como Lynyrd Skynyrd, Outlaws, 38 special y Dickey Betts a gente como Al Kooper, Journey o los Elf de Ronnie James Dio.

El plan de Buddy Buie se basa en foguear a la banda en sesiones de otros artistas y aprovechar las pausas del estudio para buscar un sonido e identidad propios. La primera demo que graban llega a MCA, que les hace un contrato por dos discos.

Su homónimo debut de 1971, aunque agradable de escuchar, no deja de ser una simple anécdota: demasiadas influencias de la Costa Oeste y del pop de finales de los 60’s para unos jóvenes y despistados músicos fácilmente impresionables. Es en este punto cuando Rodney Justo abandona la nave para iniciar una carrera en solitario que nunca acabará de despegar.

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Su relevo se encuentra en el mismo Studio One, ya que durante la grabación del primer álbum del grupo se incorpora como asistente de Mills un tal Ronnie Hammond, que aparte de tocar varios instrumentos también canta: su irrupción cambió trascendentalmente el futuro de la banda.  “Frontman” de gran elegancia sureña, su extraordinaria voz permanecerá siempre ligada al característico sonido de   Atlanta Rhythm Section.

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A principios de 1973 sacan al mercado “Back Up Against the Wall”, donde ya encontramos un sonido más elaborado y personal, con canciones como la que da título al disco o «Conversation», que formarán parte del repertorio en directo del grupo durante toda su trayectoria.

Durante la grabación de este segundo disco coinciden en Studio One con Lynyrd Skynyrd, que los animan a darse a conocer presentando su disco encima de las tablas. Músicos de sesión acostumbrados a dormir cada día en sus casas, al principio les cuesta atreverse a emprender la aventura de la carretera y priorizar el grupo por delante del trabajo de sesión, pero ¿Cómo no decidirse si el mismísimo Ronnie Van Zant ensalza a la banda como una de las mejores del Sur y a Ronnie Hammond como su cantante favorito?

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Descontentos con la poca promoción y apoyo de MCA fichan por Polydor, y en agosto del 74 editan “Third Annual Pipe Dream”, un disco de transición más potente que el anterior con futuros clásicos como “Angel” o “Doraville”. Un año más tarde llega su primer gran LP: “Dog days” profundiza en el sonido de guitarras y medios tiempos, con «Boogie Smoogie» o «Dog Days» como claros ejemplos.

El año 1976 es crucial para ARS: el girar sin parar endurece e intensifica su sonido, y “Red tape” es el resultado: «Jukin’/San Antonio Rose»,»Mixed Emotions» o la larga jam de «Another Man’s Woman»(que ya aparecía en su primer disco en una versión más corta y acústica, y que contiene un estratosférico solo de bajo de Paul Goddard) demuestran la consolidación del proyecto.

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Pero el gran salto de calidad no se ve acompañado por un gran incremento de ventas y Polydor les lanza un ultimátum: tiene cuarenta y cinco días para entrar en el estudio y grabar un disco de éxito. “A Rock and Roll Alternative” es su respuesta definitiva.

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Lanzado al mercado en diciembre del mismo año, “A Rock and Roll Alternative” es uno de sus mejores trabajos y su gran punto de inflexión. Mezcla perfecta de potencia y armonía, de guitarras dobladas y pasajes más serenos, y con temazos como «Sky High», es el single «So in to You» el que cambia el futuro de la banda.

Se encarama en el puesto nº 7 de las listas nacionales, el álbum se sitúa entre los diez más vendidos de la nación y pasan de tocar en pequeñas salas a grandes recintos e incluso estadios. Es a partir de este momento cuando se podrán centrar en exclusiva en el material propio, girando de forma continuada y ofreciendo más de 250 shows al año.

Este momento dulce se traduce a principios de 1978 en la publicación de no solo su mejor obra, sino también una de las más importantes de la historia del Southern Rock: “Champagne Jam”.Cima creativa de ARS, con este álbum lograran su máxima cota de ventas y popularidad, y la crítica caerá rendida a sus pies. Difícil destacar solo un puñado de canciones en tal excelso elepé: «I’m Not Gonna Let It Bother Me Tonight»,“Champagne Jam”, «Large Time» (sentido homenaje a sus compañeros de Lynyrd Skynyrd que unos meses antes sufrieron el fatal accidente de aviación ) y como no el gran pelotazo que supuso «Imaginary Lover».

El éxito de la canción arranca cuando un DJ de New York pone accidentalmente el single (de 45 RPM) a una velocidad de 78 RPM: la centralita de la emisora se saturó inmediatamente por las llamadas de los oyentes preguntando como se llamaba este nuevo single de ¡Fleetwood Mac! Al cambiar la velocidad de la grabación la voz de Ronnie Hammond se transforma en la de Stevie Nicks, un efecto digno de un guion de película. Este fue el espaldarazo definitivo para que “Champagne Jam” trepara a los primeros puestos de los charts, logrando el disco de platino. Tal es su aceptación que incluso son invitados por el presidente Jimmy Carter para tocar en la casa Blanca.

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Pero el estrés de tantos años en la carretera, combinado con el frenético ritmo de disco por año comienza a hacer estragos. Preparando su nueva entrega discográfica Robert Nix abandona el barco, ya que es más partidario de endurecer el sonido como en los tiempos de “Red tape”, y será sustituido por Roy Yeager.

Es “Underdog” (1979) un muy buen álbum, pero el listón está demasiado alto para alcanzar los niveles de calidad de su predecesor. Más calmado y pausado, destacan «I Hate the Blues/Let’s Get Stoned», «Do It or Die» o «Spooky», recuperada de los tiempos de Buie y J. R. Cobb en Classics IV.

El álbum alcanza el disco de oro, y aprovechando el pico de popularidad sacan al mercado “Are You Ready!” (1979), un doble en directo que funciona como perfecta recopilación de canciones de todas sus épocas, y que refleja la asombrosa evolución de unos músicos de estudio que alcanzarán su mejor versión encima del escenario.

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Atlanta-Rhythm-Section-The-boys-from-Doraville-disco-review

ARS entran en la nueva década cambiando Polydor por CBS, y lo hacen por la puerta de atrás: “The Boys from Doraville” (1980) es su disco más flojo, sin canciones que enganchen al oyente, sin punch y con un sonido 80’s que desluce el resultado final. “Quinella”, editado un año más tarde, es la última entrega con la formación clásica de la banda, un genial “tour de force” donde los de Georgia darán por última vez lo mejor de sí mismos. «Homesick» y «Higher» representan su lado más duro, mientras que “Alien” o «Going to Shangri-La” nos recuerdan que nadie como ellos supo manejar los medios tiempos con tanta clase y soltura. “Live at The Savoy, New York October 27, 1981”, editado en el año 2000, es un magnífico documento de cómo se desarrolló la gira de presentación del álbum.

Después del moderado éxito de “Quinella” entran en el estudio para preparar la siguiente entrega para CBS, pero diferencias creativas con la compañía acabaran con las grabaciones en los archivos para siempre. Las canciones registradas en esas sesiones se pueden encontrar en el “bootleg” titulado “Sleep With One Eye Open”, que demuestra que la banda continuaba con su sonido clásico y no se entregaba a la facilidad de seguir los modernos postulados de moda de la época.

A partir de aquí poco más que contar: reuniones incompletas a lo largo de los años que producen discos para el olvido (como “Truth in a Structured Form” del 89) y otros de factura más agradable (como “Partly Plugged” del 97, que aprovechaba el tirón de los “Unplugged” para repasar en clave acústica lo mejor de su cancionero) y contadas apariciones en directo que actualmente solo cuentan con la participación de Rodney Justo. Auténticos orfebres del Southern Rock, los chicos de Doraville fueron una de las formaciones sureñas con más clase y elegancia, duros trabajadores de talento innato con un objetivo común: llegar a lo más alto sin traicionar su estilo y señas de identidad.

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