Eric Steckel causó un gran interés en su primera visita a nuestro país. El pasado 31 de Mayo la madrileña sala RockVille fue testigo de como la habilidad a las seis cuerdas del estadounidense sedujo a una más que aceptable asistencia, dejando muy pocas entradas en taquilla. Más de veinte años de trayectoria y nunca había estado en nuestros escenarios. La propuesta Steckel fue todo un éxito en su primer encuentro con el público madrileño, que acogió con los brazos abiertos a este talentoso guitarrista. Garantía de Blues Rock con mayúsculas que comenzaba con «Waiting For The Bus»y «Tennessee», primera toma de contacto para engatusar al público y lograr en poco tiempo un ambiente fraternal.
«Take My Love To Down» mantuvo la línea inicial para rendir su personal homenaje a Albert King con «Born Under a Bad Sign». Esparcimiento de melodías a las seis cuerdas que desembocaron en un singular enfrentamiento entre guitarra y bajo. Los primeros síntomas de flaqueza se percibieron en la línea que marca el bajo, power trío que cojeó en ese instrumento. Con el público metido en el bolsillo y con una atmósfera especial, la que se respiraba dentro del recinto, rescató «Day Drinkin´». Habilidoso para que los prolongados y excesivos solos de guitarra, en el cuerpo de cada tema (temas de más de diez minutos), no se hiciesen cargantes. Supo dar la cadencia oportuna para sacar el máximo partido a cada composición.
Hizo suyo el «Can´t You See» de otra formación influyente en su carrera, Marshall Tucker Band, alargándolo con un desparrame de acordes. Su expresividad, simpatía y destreza se mantuvo con gran firmeza durante toda la actuación calando entre todo el público. El inicio pausado y envolvente de «When Ignorance Turns To Bliss» cambiaba por completo en una consonancia progresiva según transcurría el tema. «Best With You» daba paso a la recta final de la velada incluyendo un rotundo solo de batería. Los concluyentes «Empty Promises» y «Solid Ground» daban por finalizada la actuación, renunciando a interpretar «Get On Up» de James Brown, suponemos que por los habituales límites horarios. Miel sonora para los que nos dimos cita en el primer encuentro con esta «bestia parda» de las seis cuerdas.
